Lo que ROB! trata de transmitir con esta página. ¿No debería ser eso de lo que tratara cualquier visión sobre una página, especialmente las que incluyen un interés tan obvio por la narratividad como esta?
Lo que ROB! narra aquí puede separarse en muchas partes y, a la vez, llevarnos a múltiples lecturas al examinarlo como un todo.
En la primera viñeta tenemos una idea clara: La caída. Ya sólo con el fondo sabemos muchas cosas. Sabemos que no es un término medio, no es algo indistinguible, un aburrido cielo azul, plano. Aquí no hay nada plano. Hay un toque, el justo, de un nombre absolutamente imposible de distinguir, a medio camino entre el naranja y el rosa. Es por la mañana, o por la tarde, un fin, o un principio.
Algo cae, y todo cae con ellos. Es un algo. Indefinido y casi negro. Rodeado del poderoso influjo del ladillismo pulguillero pero que permite enfrenar lo desconocido, esa extraña figura, con lo familiar: ¿Y qué hay más familiar en Marvel que Lobezno? El mutante por excelencia, alguien que está en tantos grupos que lo raro es no encontrártelo al inscribirte al AMPA. Aunque sea con un parche.
Más reconocible aún porque adopta una forma familiar que referencia la ruptura con lo cotidiano, con las formas de narrar tradicionales, de las que ROB! huye. ¿A qué se parece sin duda alguna Lobezno?
A una lagartija de Escher.
Efectivamente. El santo patrón del engaño óptico y los trucos de la imagen.
Por eso Lobezno está mirando a cámara, mirándonos directamente, rompiendo la cuarta pared. Y sus vértebras. Por eso y porque se autoregenera y no le importa, claro.
Veamos ahora la segunda viñeta…
Interesante, ¿verdad? Vemos como "lo desconocido", que siempre es aquello terrorífico porque al fin y al cabo es la suma de nuestros miedos, sigue cayendo, mientras que Lobezno se alza. Pero no de cualquier manera. Se alza mandando dos mensajes; primero, que es el personaje escogido para toda esta alegoría por su trasfondo ¿o es que no os suena esa pose? Sí, eso es, tratad de recordad…
Ahí estaba, enterrado en la memoria. Las Fuerzas Especiales Ginyu. Sí, ahora Toriyama. Un recuerdo de algo memorable, imitado, aunque al final su impacto en la trama general fuera poco duradera. En una versión realizada por uno de los personajes Marvel que más conexión con lo japonés tiene. Efectivamente, Lobezno nos habla de SU pasado, de NUESTRO pasado, y de la fragilidad de la supremacía del Manga. Ahora está ariba y es recordado pero, ¿tendrá importancia real? La siguiente viñeta dice…

La siguiente viñeta dice: NO. Lobezno es presa de algo que ahora está muy claro. Tanto que no están hasta demostrando lo indefinido que son los miedos en la oscuridad, por eso antes tenía tres dedos y ahora tiene cuatro. Porque cuando se definen se demuestra el auténtico problema. El problema no del Manga, sino de los superhéroes. De Lobezno como personaje emblema y paradigma de unión cultural. La reiteración, el abuso de los recursos manidos y la obligación de reciclar viejas fórmulas. Es decir, la larga extensión innecesaria que podría estar matando al cómic americano superheróico si no hubiera denodados defensores como ROB! defendiéndolo. Por eso Lobezno, el icono, está a punto de sucumbir a una mezcla de Alien y Veneno. ¿Es acaso un aviso ante las quejas de la inclusión formazada de Veneno en las películas de Spider-Man de Sam Raimi? ¿Una llamada de atención ante los problemas de sobreexplotar una franquicia como Alien? ¿Hasta que punto podemos decir que los taquiones conectaron este dibujo de ROB! con Prometheus?

Y, al unirse con Alien, ¿acaso no está reconociendo la deuda que toda la ilustración y, sobre todo, el llamado cómic para adultos ha mantenido durante años con H. R. Giger?
Pero, esperad, ¿qué es eso al fondo? Eso que, sin duda, es la última esperanza del héroe clásico y paradigmático encarnado por Lobezno? Alguien que salvará la civilización -porque notad que es la única imagen que incluye viviendas, signos de la existencia externa de unos hombres menos ajenos de lo que podría parecer- ¡Pero si se trata de Bola de cañón! Ni siquiera – ROB! es humilde – ha puesto a una de sus creaciones, se ha ido a por un chico de Kentucky, creado por Claremont y McLeod. Una figura que no puede ser mirada con suspicacia porque, simplemente, encarna a los Nuevos Mutantes, los nuevos cómics, las nuevas generaciones. ¿Quién no querría ser conducido por ellas? De ahí el paso a la siguiente viñeta.

Mientras la extraña criatura amenazante permanece casi estática hundiéndose en las nieblas del olvido -de ahí la desaparición de las casas de la anterior viñeta- el personaje que encarna al cómic superheróico se p
ropulsa hacia nosotros, llevado por las jóvenes generaciones. Atrás han quedado Escher, Toriyama y Giger, ahora toca el momento salvador de un nuevo tipo de comic americano que es menos conocido pero no por ello menos independiente. No un ídolo con pies de barro pues obviamente Bala de cañón no los tiene. Tampoco alguien con reparos hacia tragarse algún sapo, o, cuanto menos, algún bicho durante el viaje.Porque a vosotros se os habrá pasado pro alto pero a ROB! no. En esta página la intencionalidad es clara, pretende dejarnos…
Boquiabiertos. Precisamente por eso la narrativa nos muestra cómo hace falta una ruptura. ¿Lo habéis notado, verdad? Están por todas partes esos pequeños toques de atención.
¿Es arriba? ¿Abajo? ¿No era el otro lado? ROB! hace unos encuadres que son más allá de lo cinematográfico, van directamente a lo 3D, no sólo porque salga de pantalla sino porque sabe que en un medio espacial considerar el punto de vista como la posibilidad de poner una cámara ante una representación teatral sólo hace más afectada la escena. Hay que ir saltando de un ángulo a otro moviéndose también con la profundidad, que se note que son algo más que personajes bidimensionales.¿Cómo no quedarse con la boca abierta?
Sobre todo cuando caes en lo que hace Bola de cañón para salvar a Lobezno. Ahí, lo tenéis, completamente a las claras.
Le está agarrando, salvándole, haciéndole avanzar… tirando de los pectorales. Porque es así como se avanza. Esa es la Palabra de ROB!