Saludos, lectoras de Tierra-M.
Cuando hace unas semanas Emilio llegó a vuestra dimensión a través del portal que alguna técnica del laboratorio en el que trabaja como chico de la limpieza debió dejarse abierto por salir a toda prisa del laboratorio para ver la final de la Masterchef Champions League, no podíamos creer lo que nos contaba a la vuelta ¿un mundo en el que las tornas habían cambiado y los hombres no estaban oprimidos por el yugo vaginocéntrico del heteromatriarcado? inconcebible. Así que como hombre que soy, me pudo la curiosidad y he venido yo también para comprobarlo.
(Inciso políticamente correcto: mil disculpas si lo de «como hombre que soy» ha sonado excesivamente hembrista, como sacado de algún guión añejo de Anastasia Lee, es la costumbre)
Reconozco que pensaba que Emilio estaba exagerando. No digo que sea uno de esos locos del pene histéricos que sueltan cualquier bulo, pero es que el panorama que nos plasmaba era difícil de digerir. Y compruebo pasmado que aún se quedaba corto. Un mundo en el que los hombres pueden hasta aspirar a cargos políticos de relevancia, sin vergonzantes cuotas DeGeneres ¡pero si hasta el marido de Hillary Clinton (¿Will, se llamaba?) ha llegado a presidente! y en los libros de historia veo que las Guerras Mundiales han sido públicas y de frente, guerreando a pechos descubiertos. Otra de las muchas diferencias con el sitio de donde vengo, en el que las cosas se hace de otra manera, que las mujeres son muy hembras.
Pero lo que más me ha sorprendido es la diferencia de trato en las historietas.
Cierto es que Emilio trajo algunas a nuestro mundo para que viésemos la diferencia, pero aún así costaba creerlo. Llegué a suponer que se trataría de ediciones limitadas en el que distorsionaban la realidad para que las lectoras fetichistas pudieran tener su dosis mensual de perversión. Pero un vistazo a vuestras librerías y sobre todo vuestra Red de Redes (que útil un Google que sea racional, cuesta acostumbrarse a que las búsquedas no estén agrupadas por colores pero luego parece todo más sencillo ¿por qué las informáticas de nuestro mundo no lo hicieron así?) muestra que la historia de vuestro Noveno Arte ha considerado la guerra de sexos de una manera totalmente opuesta a la nuestra. Porque de donde yo vengo las historietas mainstream han sido consideradas de siempre una pura fantasía de poder adolescente. Un escaparate ante el que las lectoras pudieran satisfacer sus más ocultas pulsiones dándose un festín visual de hombres musculosos explícitamente enfundados en lycra, hombres objeto incapaces de superar ninguno de los requisitos del Test de Köning.
No era por tanto casualidad en que los tebeos de Agente de S.O.M.B.R.I.L.L.A, al cosificado Nick Furia se le rasgase inoportunamente la ajustada camisa a la mínima que hubiera cualquier pelea.
Eso cuando llevaba camisa, claro, que Jasmine Steranko era bastante pilla.
Este ejemplo es de hace casi cincuenta años, y se podría suponer que la sociedad habría evolucionado desde entonces ¿verdad? pues como que no, tan sólo hay que contemplar esta escena gratuita en que los lascivos ojos de las lectoras setenteras se solazaban con la visión de un Daredevil cambiándose de ropa gratuitamente a página completa.
Con unos abdominales dignos de chico del tiempo de los telediarios de CW1. Seguro que está operado. Y eso por no mencionar los cientos de veces en que aparecen duchándose. Los superheroinos son muy limpios.
Termino esta exposición, que no tiene otro propósito que mostrar a los hombres lectores de este mundo lo afortunados que son por si no eran conscientes de ello, con un ejemplo más reciente. Supongo que conoceréis a Brianna Marguerite Bendis ¿Bendis? Sí, Bendis. Ajá. Sí. Ok. Hay chistes que no conocen fronteras dimensionales. Pues aquí tenéis la clásica escena del heroino indefenso que ha sido capturado y sometido. Una vez más las cuerdas y ataduras como metáforas visuales de las trompas de falopio.
Su captora no es otra que la hembra Madame Hydra. La cabeza visible de una pérfida organización castradora (todos sabemos QUÉ quieren decir exactamente con lo de «córtanos un miembro» ¿verdad, chicos?) que no duda en, al tiempo que se regodea en declamar su malvado plan en voz alta frente al machito indefenso…
…abusar del espacio íntimo del Capitán restregándose contra él. Imágenes para leer con solamente nueve dedos.
Consideraos afortunados pues de haber sido originados en un universo en el que el masculinismo no es una teoría acallada y burlada por catervas de cuñadas, sino una alternativa real que acerca a mujeres y hombres a una verdadera igualdad.
En fin, no os doy más el cojonazo y os emplazo a alguna próxima entrega de esta sección, pues no dudo que Emilio, como hombre que es, volverá a sacar el tema en algún momento.
(¿Qué es esto? ¿más de una serie de Vengadoras protagonizada exclusivamente por hombres? ¿estáis locas o qué, no es pasarse un poco esto?)