
Moscú. La ciudad que ya presumía de no tener desfiles del orgullo gay antes de que unos partidos ultraconservadores extrañamente bien financiados empezaran a aparecer por Europa para proponer prohibirlos. Moscú es la capital de Rusia, que es como Latveria pero sin tanto aperturismo y maricomplejines en su gobierno.
La guerra fría con la Unión Soviética llevó a la cultura pop americana a retratar Rusia como una ciudad gris, hogar de peligrosos espías y villanos, pero lo cierto es que es innegable que Moscú es una ciudad que marca tendencia en todo lo que hace. Su invasión de Ucrania, por poner un ejemplo, ha creado en toda la Europa la tendencia de recuperar el servicio militar obligatorio y en Estados Unidos ha indicado al algoritmo del canal de series de una conocida tienda online que era el momento adecuado para lanzar al mercado una serie sobre cómo sería sobrevivir al apocalipsis nuclear.
Pros: Moscú es una ciudad tranquila, segura y eficiente según nos indica el señor que nos está apuntando con un arma y que al final resultó que no venìa a leernos el contador del gas como nos dijo cuando pulsó el telefonillo.
Contras: Su afán de ampliar fronteras lo convierte en el único país del mundo que tiene aún más difícil que España el ganar Eurovisión.
Turista más famoso: La Liga de la Justicia Internacional visitó Moscú y le encantó tanto que montó una embajada allí mismo. Pero no se puede hablar de ello porque como en la serie hay una viñeta en la que Blue Beetle alaba a los Rocket Reds diciendo «el que dijo mejor muerto que rojo no conocía a estos tipos» están cancelados en todas la bibliotecas regidas por políticos trumpistas y sus alegres imitadores de Europa y Latinoamérica.
#InstaMOSCÚ:








Claro, es fácil colarse en la ciudad, pero ¿qué harían esos pijamas ante un ataque preventivo de la URSS?
Mira que con lo que fue la guerra fría, uno creería que habría muchos más cómics de supes situados en Moscú.