– Y este es el posteo de hoy.
– No te digo que no, te digo que si lo que quieres es hablar de eso me parece que has escrito demasiado.
– Bueno, pero es que hay que dar un contexto para…
– ¡Que has contado la historia completa de los cómics de Scooby-Doo! Y has aprovechado para hablar un poco de las películas, los Directo a Vídeo, los…
– Bueno, a ver, en realidad podría haber contado más de…
– ¡Que esto no se lo va a leer nadie!
– Pues como el resto.
– ¡QUE…
– Vaaaale, voy a hacer una cosa. Pongo ‘el material de posteo’. Y luego ya si eso veré qué hago con el contexto.
– ¿Ya si eso?
– No te preocupes que he tenido UNA IDEA.
– AHORA es cuando me preocupo.
La inesperada quiebra de la Harvey supondría una serie de problemas. El que nos ocupa a nosotros es la decisión de qué hacer con los derechos de Scooby-Doo. Algo en lo que ya hemos visto que había pasado un poco de todo¹. Y más que le iba a pasar.
De entrada, porque Harvey estaba intentando crear contenido ‘original’ tras sus… anteriores publicaciones. Algo que nunca llegaría a suceder. Aunque eso no significa, ni mucho menos, que los cómics quedaran inéditos.
De 1995 a 1997 se haría con esos derechos Archie Cómics. Y lo haría aprovechando para ese primer número ese cómic inédito de la Harvey. Que no era gran cosa pero que, oye, ya estaba hecho. La segunda mitad contaría, sin embargo, una historia bien distinta.

Fred, Shaggy ¡y Scooby! eran condenados a la cárcel, en una ilustración a medio camino entre la EC y el Underground. Alejado de las imágenes más tradicionales, casi de stock, que llevábamos viendo todos estos años. Bien es cierto que las decisiones de guión acompañaban, con un estilo casi que a ratos parecía más paródico que humorístico. Y que, sin embargo, funcionaba.

El equipo creativo de los primeros números se permitiría una serie de libertades muy poco habituales.
Tanto en la manera de presentar las historias…


Como en las representaciones internas…

Profusión de gotas de sudor, lágrimas, lenguas -en serio, lenguas, mirad las páginas-, onomatopeyas enloquecidas, fuego y explosiones y, en general, el tipo de cosas que uno pensaría que tienen que aparecer más en los cómic y, sin embargo, no suelen hacer presencia.
Y aún no hemos hablado de los guiones. Porque lo mismo les metían en la cárcel, o en el ejército, o les ponían contra el clásico monstruos que pasaba por allí pero dándole un… tratamiento interno un tanto distinto.

No sé si podréis mirar a Fred y Scoob de la misma manera. Pero seguro que habéis visto las lenguas.
Y sí, eran cómics, además, con Scrappy Doo -su primera aparición en cómic-, así que volvían a tenerle por ahí pese a que desde 1988 no había aparecido en ningún lado. Lo que pasa es que le usaban de manera… un poco diferente. Había cierta tendencia a separar dos grupos, uno con Shaggy, Scooby y Fred y otro con Velma, Daphne y Scrappy. Lo que permitía que el guionista hiciera… de las suyas.

Vale, esto tendría que haber sido solo las dos primeras viñetas, con Scrappy travestido con peluca amenazando violencia contra la mujer mientras referenciaba un antiguo programa de la televisión. Pero toda la página es tan maravillo y tan cargada del estilo que era imposible dejarlo suelto.
El equipo de esos primeros números, por cierto, estaría montado por Mike Kirschenbaum a los guiones, Gordon Morrison a los lápices y Alfredo Alcala a las tintas.
Mike Kirschenbaum venía de haber trabajado en televisión, sobre todo como guionista de Daniel el Travieso, pero también habría estado en He-Man o la bastante olvidada serie animada Spiral Zone, y más reciéntemente en el Spitting Image estadounidense de corta duración D.C. Follies -obra de los Krofft, pero esa es otra historia- y justo antes de estos cómics en… Las pesadillas de Freddy.
Aunque en ese momento estaba haciendo guiones para adaptaciones de propiedades Hanna-Barbera como Los Picapiedra, Los Jetson, el Hanna-Barbera Presents y All-Stars y, por supuesto, estos Scooby-Doo. (También hizo una historieta para el Magazine de Spider-Man en el que tenía que compatir a un ejército de cocodrilos albinos que viven en las alcantarillas de NY tras… bueno, os hacéis una idea del resto). Así que entre su experiencia televisiva y los guiones parecía un candidato ideal. Supongo.
Gordon Morrison es una leyenda del pinball. No como jugador -bueno, ¡no lo sé como jugador!-, sino como ilustrador de algunas mesas de Gottlieb como las de Buccaneer, Solar Ride, Buck Rogers, Spider-Man, Hulk o Asteroid Annie and the Aliens entre muchas otras. Y había estado dibujando algunas historias en el cómic Slimer! que la editorial NOW Comics -otro día hablamos de ella- estaba dedicándole a la ¿mascota? de Los Cazafantasmas.
En cuanto a Alfredo Alcala… bueno, creo que todos conocemos a uno de los más brillantes autores filipinos. Capaz de hacer tanto que acabaría sacando su propio Alcala Komiks Magasin y creando a Voltar a principio de los sesentas, su éxito sería tal que comenzaría a colaborar en títulos de fantasía y terror en Marvel y DC hasta el punto de acabar mudándose a USA para mediados de los setenta. Trabajaría sobre todo como entintador -aunque no solo- para estas empresas pero también para la Warren en sus títulos de terror. O, como vemos, para Archie.
Con este reparto es normal que lo que saliera fuera este tipo de resultado, con algunos números realmente sorprendentes como

El quinto, en el que esta vez el guionista sería Bill Vallely y que nos contaría la misma historia desde dos puntos de vista con Morrison -que ya vemos que en ocasiones firmaba Morison– disfrutando igual aunque esta versión no tuviera precisamente monstruos.
Pero es que ese es parte del encanto, que con esta gente nunca sabías con qué ibas a encontrarte. Como en la segunda historia del número cuatro en la que podemos encontrarnos con…

Lo cierto es que a partir del octavo fueron metiéndolos en vereda, incluyendo el cambio a otro dibujantes como Aníbal Uzal, Alberto Saichann o Phil Solow, que solía funcionar que meter a otros guionistas. Al fin y al cabo ya hemos visto lo que Morison y Alcala podían hacer con Vallely, y cuando el guionista regresó a la serie en ese octavo número – en un cambio después de que en el octavo Uzal y Saichann dibujaban una versión más contenida de lo que el guión de Kirschenbaum podría haber sido- para volver a colaborar con ellos nos encontramos con algunas imágenes que justifican su leyenda.

Poco a poco iría prescidiéndose de Morison/ Morrison. Incorporando un equipo de Dan Spiegle y Mark Evanier, con alguna otra entrada en la escritura de guionistas del más reciente programa, como Bill Matheny. Solo cuando Gordon Morison aparecía a los lápices se permitían alguna licencia. Pero iba siendo cada vez menos, y menos desatado, hasta que en el 13 se publicaría su última historia.
La serie llegaría hasta el 21… No tanto por esa búsqueda de un poco más de ‘normalidad‘ tanto como por las viejas maniobras corportativas. La quiebra de Harvey había hecho que Scooby-Doo acabará en manos de Archie, la venta de Hanna-Barbera se los quitaría.
Hanna-Barbera, la empresa propietaria de los derechos para las series y, por ende, para los cómics, permaneció independiente desde su creación en 1958 hasta que en 1991 Turner o TBC compró la empresa (en dura puja con Universal o Hallmark, por si os queréis imaginar otros mundos posibles), lo que no debería de haber sido mucho cambio… si en 1996 no se hubiera fusionado con el aquel entonces llamado Time Warner, haciendo que la cartera de animación -y el canal Cartoon Network, claro- fuera a parar a manos de Warner. En donde ha permanecido -al menos hasta ahora- y que era, claro, poseedora a su vez de una editorial de cómics. Sospecho que veis todo hacia dónde estamos dirigiéndonos.
Inmediatamente las propiedades de Hanna-Barbera movieron sus propiedades a DC Cómics. En donde han permanecido de una manera u otra desde entonces. En el caso de Scooby-Doo hay mucho más que podríamos contar. Al fin y al cabo es la otra temporada de cómics que se suele señalar como modélica.
Pero no hace falta seguir más, al menos no si no quieres continuar leyendo sobre el asunto².
Lo importante es recordar a este trío y cómo lograron que sus cómics de Scooby-Doo te dieran los Jinkies, y los Zoinks, y los Jeepers, y los Ruh Roh!

– ¿Qué te ha parecido?
– Bien, bien… bastante texto pero también hay ilustraciones. Y, para lo que eres tú, contenido. Me alegra que hayas logrado evitar meter todo lo demás.
– Oh, no te preocupes, para eso he tenido una idea…
– Miedo me das.
¹ Tras el estreno de Scooby-Doo, Where Are You! el 13 de septiembre de 1969 la serie animada se convirtió en un éxito tal que no tardó en salir una versión en cómic.
Pese a que solo tuvo episodios nuevos en dos temporadas entre 1969 y 1970 ese mismo año comenzó la publicación en Gold Key Cómics. En el primer número con adaptaciones de capítulos a partir de los storyboards. A partir del #2 ya con historias originales. Para el #12 empezarían a meter historias de una página y cómics de otros personajes, algo que durará hasta el #22 en el que vuelven a meter dos historias de Scooby. Para entonces, en el #17 había pasado a llamarse Scooby Doo… Mystery Comics. Según progresó hubo algún problema, el #26 reedita historias y portada (cambiándole el fondo) del #6 y para el #30, en 1975, echó el cierre.
Entre medias, del ’72 al ’73 se emitieron The New Scooby-Doo Movies en las que Mystery Inc. hacía ‘team up’ con distintos personajes -famosos o ficticios o ambos- que permitían funcionar casi como especiales.
El interés seguía vivo, así que el mismo 1975 cogió el relevo la Charlton con Scooby Doo… Where Are You!, aunque durará solo 11 números y que solía consistir de dos o tres historietas más un texto de suspense independientes de Scooby. A partir del séptimo desaparecieron los textos y se fue creando la posibilidades de llegar a subir hasta el cuarto cómic. Lamentablemente en 1976 se cerraría también esta serie.
En 1977 le tocó el turno a la Marvel, que lo sacaría de 1977 a 1979, aprovechando la emisión de The Scooby-Doo Show en ABC de 1976 a 1978, y aunque formara parte de bloques, primero con Dynomutt y luego con Laff-a-Lympics. La serie duraría 9 números solo, la serie -del 2 al 7- contaría con complementos de Dynomutt, que también hizo lo mismo en los seis números que duró su cómic en Marvel.
Además de eso le pondría un correo y algún artículo de acompañamiento. Los dos primeros cómics tendían a ser una versión -no tanto una adaptación – quizá partiendo de una idea original común, quizá por decidir que había que hacer cambios para el cómic- de algún capítulo de la nueva serie, seguido de una historia original. A partir del tercero pasaron a ser historias originales.

Tras eso hubo un hueco de más de una década sin cómics de Scooby Doo. Tampoco podemos sorprendernos demasiado, en 1979 Hanna-Barbera no tenía muy claro qué hacer con él y había decidido darle un acompañante juvenil y completamente opuesto -enano frente a su gran tamaño, bravucón frente a su cobardía- con el que compartiría el nombre de la siguiente serie contenedor: Scooby-Doo and Scrappy-Doo. La historia de la creación de Scrappy y su presentación daría para otro posteo, así que hoy me la salto, por mucho Mark Evanier que estuviera por medio. El éxito relativo supuso tener una segunda temporada, ir olvidando al resto del grupo en favor de Shaggy, Scooby y Scrappy y comenzar a sacar ‘monstruos‘ reales, yendo más hacia la aventura que hacia el misterio habitual anterior.
Duraría de 1979 a 1982, antes de dar paso en 1983 a The New Scooby and Scrappy Doo Show en la que intentaron acercarse al formato anterior: Volvió Daphne y volverían los misterios. Aunque ahora bajo la excusa de ser ‘reporteros juveniles’. Porque Mystery Inc -junto con Fred y Velma– seguían desaparecidos. El descenso de la popularidad de Scrappy se confirmaría en 1984 cuando el programa contenedor pasara a llamarse The New Scooby Doo Mysteries, aunque se mantuviera el mismo reparto. Y, de hecho, los dos miembros olvidados hicieron una aparición especial durante la misma.
Sin embargo, aún buscando su antiguo éxito, en 1985 la ABC decidió intentar otro volantazo con The 13 Ghosts of Scooby-Doo en el que los cuatro personajes más Vincent Van Ghoul -doblado originalmente por Vincent Price– y otro personaje juvenil más, Flim-Flam (material, de nuevo, para otro posteo) tenían que perseguir a los 13 fantasmas -reales- del título. Mientras dos fantasmas -de nuevo, reales- primero les llevaban a abrir la Caja y después servían de incompetentes ayudantes del Fantasma de la Semana. La recepción de la serie fue… mejorable.
Durante tres años no habría más serie de Scooby en televisión, sólo apariciones especiales televisivos que unir al Scooby Goes Hollywood de 1979. Todas dentro de The Funtastic World of Hanna-Barbera, un bloque en sindicación -es decir, que cualquiera emisora televisiva que pagara podía emitir, similar a la manera en la que se emitían muchos dibujos animados, programas con películas de terror e, incluso, series como Xena, Star Trek: La Nueva Generación o Los Vigilantes de la Playa– dentro de la cual crearon un hueco para películas originales de distintos personajes llamado Hanna-Barbera Superstars 10, 10 películas de las que 3 fueron de Scooby-Doo. Aunque muy distintas entre ellas. Y que optaban por un estilo diferente pero con monstruos reales, bien con un encuentro cómico (Scooby-Doo Meets the Boo Brothers, Scooby-Doo! and the Reluctant Werewolf) o historietas infantiles (Scooby-Doo and the Ghoul School).
Hasta que alguien debió de pensar que… bueno… si el meter a Scrappy había funcionado durante un corto espacio de tiempo, y habían intentando otra vez lo del personaje joven con Flim-Flam, y el contexto les había colocado ante un cierto auge de versiones ‘baby’ de personajes conocidos… ¿Por qué no intentarlo también aquí? De ahí salió en 1988 A Pup Named Scooby-Doo. Una serie que ya era más de humor que otra cosa -con todos los personajes exagerados y un saco de running gags-, aunque usando el esquema básico de misterio. Hasta el punto de inventar un nuevo personaje, un matón de escuela y archienemigo de Fred, pelirrojo, llamado… Red Herring. La serie sería un éxito y duraría desde 1988 a 1991, cuatro temporadas. En teoría terminó porque la ABC quería estrenar The Pirates of Dark Water pero le parecía tan cara que decidió prescindir de otra serie de HB.

Lamentablemente esto significó la desaparición de Scooby de la televisión hasta algo más de una década después, en 2002. Entre medias solo un especial televisivo, de nuevo para un público infantil porque esta vez iba de cuentos-muy-clásicos Scooby-Doo! in Arabian Nights, en 1994. Sin embargo el que la serie cerrar en 1991 tuvo un efecto inesperado en los cómics. Harvey Comics cogió los derechos y empezó a volver a publicar los cómics de finales de 1992 a 1993, aunque solo le diera tiempo de sacar siete números con diferentes nombres (Scooby-Doo, Scooby-Doo Giant Size, Scooby-Doo Big Book) que reeditaban cómics de la Charlton. La quiebra de la compañía mandó la serie, inesperadamente, a otra editorial distinta.
Y aquí iría lo de la flecha para arriba para volver al inicio del posteo.
² El paso de la serie a Warner supuso toda una serie de ramificaciones. De entrada, el paso a DC en lo que fue una nueva edad dorada -o algo, que aún hay hueco para que se hagan cosas más interesantes- de sus cómics.
Siguiendo con la idea de dos historias por cómic, montaron Scooby-Doo. El título hasta la fecha con más números. 159 en total de 1997 a 2010. Lo suficiente como para que pasaran muchas personas por sus títulos, pero con Bronwyn Carlton Taggart como primer editor, realizando artículos complementarios sobre alguno de los mitos y leyendas que aparecían, y con el trabajo sobre todo del guionista Chris Duffy pero también otros como Barbara Slate, Dan Slott, Matt Wayne o Michael Kupperman. El dibujo, eso sí, se vio bastante más constreñido por decisiones empresariales. Así que fuera de algún breve momento de juego lo que teníamos eran versiones bastante canónicas en las que solo la decisión de cómo afrontar la viñeta permitía un mínimo de originalidad. El éxito, sin embargo, permitió no solo la publicación sino la recopilación de los 30 primeros números en 6 pequeños recopilatorios.

Esto iba, en paralelo, con lo que Warner iba haciendo en otras divisiones. Por ejemplo, la decisión de modernizar un poco el estilo en Cartoon Network, junto con cierta decisión de ser ‘actuales‘ y ‘humorísticos‘ se notó en la decisión de algunos cortos, bien fuera adoptando el estilo de mockumental (Those Meddling Kids conocido también como Scooby-Doo: Behind the Scenes, 1998) o aproximaciones al terror/parodia (como la magnífica The Scooby-Doo Project, 1999, una magnífico especial para Halloween que puede ser la mejor parodia de la de Blair) e, incluso, la parodia de sus propias películas ‘team up’ (Night of the Living Doo, 2001), esto sería seguido con algunos extras creados para las ediciones en DVD de las películas -incluyendo un roast muy poco roast– y pasaría en 2015 a una serie de cortos online claramente promocionales y, a ratos, casi como si fueran de Robot Chiken.
Las innovaciones se iban buscando por otra parte. Por ejemplo, en el #60 (en 2002) comenzaron por primera vez una historia larga partida en secciones: The Dragon’s Eye que llegaría hasta el #66. Única vez que lo hicieron, pero lo hicieron.
Ese mismo 2002 comenzaría una nueva serie televisiva que intentaba revitalizar la serie. Aprovechando, además, que ese mismo año se estrenaría la película de acción real guionizada por un tal James Gunn. Y que, a su vez, formaba parte de las decisiones de Warner para gestionar y revitalizar al personaje que había supuesto la salida regular de una o dos películas al año, directo a vídeo -aunque al principio algunas salieron como especiales televisivos, a partir del año 2001 solo sucedería un par de veces siendo el resto DaV- muchas veces en formato ‘team up’ con otros personajes de Hanna-Barbera, con distintas propiedades más o menos ajenas (WWE, Kiss, Agallas…) o en formatos ‘vendibles’ como Lego o Playmobil. Además de algunas continuaciones tanto de películas como de alguna de las series. Un negocio tan lucrativo que en 2020 estaba previsto el estreno en cines de una versión animada 3D, luego pasó lo que pasó con la llegada de un Gran Mal. Bueno, de dos, porque también estuvo el COVID, no solo Zaslav.
En cualquier caso, como decía, en 2002 estuvo la película y también esa serie decidida a modernizar a los personajes, lo quisieran o no, llamada de manera absolutamente nada sutil What’s New, Scooby-Doo?.

Y que acabaría llegando también a los cómics, claro. Porque si bien en el número #74 se marcaron la celebración Who’s Who in Scooby-Doo, revisando a viejos personajes, usando nombres de personas relacionadas con la serie y etc… para el #75 lo que nos esperaba era un cambio en vestidos y estilos para asemejarlos a los de la serie. 2003 era. Y duraría bastante. Más que la serie de animación que se quedaría en 2006.
No es que faltaran proyectos, claro.
La película de 2002 tuvo una continuación en 2004 que… vamos a decir que entre el boca oreja de la segunda y la gente que iba a ver la primera y decidió no ver más… bueno, no hubo tercera. Pero sí que hubo, siempre en acción real, telefilmes en 2009 y 2020 e, incluso, Directo a Vídeo en 2018.
Por su parte el cómic iba probando cosas, además de la publicación de 2004 a 2006 por parte de De Agostini de Scooby-Doo! World of Mystery, una ¿revista? que además de un juego de cartas coleccionables presentaba la divulgación de una historieta de Scooby en un país diferente cada vez -las de España furon en La Alhambra y en Barcelona- que no estaba muy claro si era mercha del personaje, del juego, de la cosa divulgativa o qué.



Pero en los cómics, en los otros cómic, o en la serie de cómic, también aprovecharon y así el #86 (2004) empiezan a meter historias cortas de dos páginas con algún pasatiempo o similar, el #100 lo celebran muy poco, con una historia de juicio, interesante y bien dibujada pero no muy ‘fiesta del 100’, probablemente porque eso le correspondía a Velma en «C«, un minicómic divulgativo sobre los números romanos. En el #113 (2006) montan un homenaje a EC desde la misma portada. Quizá este fue el penúltimo gran momento, porque con el cierre de los dibujos Warner apretó incluso más al cómic.
En el #124 tuvieron que hacer una adaptación directa de uno de los DaV, Chill Out, Scooby-Doo! Aunque en el #125 incluyen historias con ‘resuélvelo tú’ con la solución al final, algo que hicieron alguna otra vez pero tampoco acabó de calar. Así hasta llegar al último gran número. En el #135 Darryl Kravitz presentaría Those Meddling Kids, una historia que cuenta uno de los episodios originales, A Clue for Scooby Doo, desde el punto de vista del villano.

Inmediatamente a continuación la serie rodaría por una pendiente con problemas internos que llevaron a que los cinco números siguientes fueran reediciones de número anteriores (del #136 al #140 se repitieron, por este orden, el #111, #113, #106, #115 y #104) y cuando, por fin, llegara el #141 con algo nuevo el contenido fuera… una adaptación de otro de los Directo a Vídeo. En este caso Scooby-Doo! and the Goblin King. Y, para el #142 todas esas idas y venidas llegan a otro cambio significativo: Se abandona el aspecto de What’s New a favor del ‘clásico’. Pero la serie estaba ya condenada. En el #150 no hay celebración y en el #159 se decide cerrar la serie. Ya en 2010.
No parece que el cierre fuera por problemas de ventas tanto como por decisiones empresariales. De 2006 a 2008 se había emitido Shaggy & Scooby-Doo Get a Clue!, en la que un riquísimo tío inventor de Shaggy le deja en herencia dinero suficiente como para convertir la Mystery Machine en una suerte de transformable, a un robot-sirviente, Scooby Snacks con nanotecnología y a un villano antagonista, el Dr. Phineus Phibes, que junto al Dr. Trebla y muchos más malos-de-la-semana. Decir que se apartaba del original se queda corto, pero como serie infantil con diseño ‘de aquel momento’ supongo que tenía su gracia. Aunque lo cierto es que su impacto en los cómics fue nula.
Pero en 2010 salió una nueva serie, una de las mejores versiones que ha habido, de hecho, llamada Mystery Inc. y que juega con un formato diferentes -mezclas de arco corto y largo, desarrollo de personajes que, en muchos casos, regresan a la serie, giros, referencialidad, metatelevisión, etc…- pero que, de nuevo, no se ve trasladado a los cómics. Ni haciendo trampa. (Esto es, en 2020 aprovechó para publicar en digital un especial llamado Scooby-Doo! Mystery Inc.… que no tenía nada que ver con la serie. Eran las nuevas historias que habían sacado para el especial Scooby-Doo 50th Anniversary Giant en papel y que no habían sacado de manera independiente.)

Lo que no significa que Los que Mandan no aprovecharan para justificar el lanzamiento, ese mismo 2010, de un nuevo número 1, con el nombre de Scooby-Doo, Where Are You? y la decisión de meterlo dentro del sello de cómic junior Johnny DC. En donde estaría hasta el #19 que pasó a ser DC Entertaiment. El #29 cambiaron un poco el título a Scooby-Doo! Where Are You? Y a partir del #113 han ido dándole una edad recomendada variable, de los 6 a los 13, aunque el de 8 siga siendo la habitual. Pero nada de esto es ni lo más importante ni lo más empresarial que haría la colección. Eso sería la decisión de que de las dos historias hubiera solo UNA nueva. La otra sería reedición de alguna de las antiguas de Warner. Una manera de ajustar los costos que es, a la vez, una vergüenza y una manera de explicar cómo han ido funcionando las empresas estas últimas décadas. Además de una manera de cubrir cuando pasa algo y acaban teniendo que sacar DOS reediciones, que es algo que ha pasado ya algunas veces, la primera en el número 3. La nueva serie, además, dejó el formato mensual que se había inaugurado con Archie y, desde 2018, es bimestral.
¡Pero aún hay más! Porque Warner apretó aún más para que los personajes parecieran lo más posible a los diseños aprobados como ‘stock‘ de los personajes. Limitando así no solo un poco más el estilo, también los mínimos cambios de estilo y orientación que aún se intentaban. Hasta el punto de que hayan transcendido discusiones como la que tuvieron con el dibujante Dave Alvarez por la portada del número #100. También los guiones están más encorsetados, es mucho menos lo que pueden hacer y se ha ido tendiendo hacia un estilo más infantil en el que muchas veces los ‘misterios’ son porque van a celebrar un cumpleaños, o para poner a prueba al grupo. Cosas así en las que el ocasional destello de interés en la historia nueva es más una rareza que lo habitual. Sin entender por qué las ventas no suben. Pese a lo cuál han logrado llegar con ella hasta el #125 en 2023.
Todo ello mientras en la parte de dibujos la producción de Mystery Inc. fue un quebradero de cabeza continuo entre Warner y los productores que acabó con un casi-despido, distintas discusiones por convertir la serie en no-apta-para-niños (al más puro estilo de las quejas a Doctor Who) y sobre la diversidad sexual que quería mostrar… Hasta su cierre definitivo en 2013 con la excusa de que iban a sacar otra serie más centrada en el humor y un público más infantil. Que fue Be Cool, Scooby-Doo! (2015-2018). Una serie más cercana con sus running gags a A Pup Named Scooby-Doo. Y que, de nuevo, no se vería reflejada en los cómics.
(No sería el único movimiento así, el mismo 2013 se probó a sacar una versión con marionetas: Scooby-Doo! Adventures: The Mystery Map, que no les funcionó como esperaban y, por tanto, nunca pasaría de allí)

En donde habían tomado casi el camino distinto. En 2016 se estrenaba una serie, Scooby Apocalypse, dentro de un intento de darle una vuelta a los personajes de Hanna-Barbera, que colocaba a los personajes en un mundo postapocalíptico. Una decisión. Y una lástima. Porque frente a lo que sucedía en otras series dentro de este movimiento, como Los Picapiedra o Snagglepuss, se decidió sin mucha apariencia sensata, por buscar una aproximación menos cómica… y luego dárselo a Giffen y DeMatteis. Que no lograron que aquello funcionara pese a intentarlo -y pese al dibujo ‘realista’ que le pusieron- hasta cerrar en el #36. Aunque, al menos, sin dejar la historia suelta. ¿Quién pensó que lo mejor que se podía hacer con Scooby era una suerte de The Walking Dead pero con Monstruos Mutantes? Pues a saber, pero no funcionó en absoluto y para 2019 se la habían quitado de en medio.
Por supuesto no todo iba a ser malo en los cómics -je- porque sí que habían logrado un éxito. Pero no el que esperaban. En 2013 habían comenzado con la publicación en digital -a razón de dos entregas la historia- de Scooby-Doo! Team-Up, que usarían primero a Batman y distinto miembros de la Bat-Familia y que, a partir de ahí, fueron usando a otros personajes de Hanna-Barbera o de DC. Historietas que fueron pasando a papel de inmediato (uniendo las dos partes en una, claro) con tanto éxito que, tras empezar como bimestral, fue mensual desde el #19 al #43, para recuperar la antigua cadencia en el #44 y llegar hasta 2019 con un número #50 especial (ó #100 en el digital) que nos presentaba distintas encarnaciones de la Scooby Pandilla en diferentes series de animación, la película o los cómics -incluido Apocalypse– uniéndose para resolver -un decir- un misterio común.


Bien por el éxito de esta encarnación, bien porque ofrecía una posibilidad de ofrecer algo distinto, lo cierto es que esos dos cierres de cómics de 2019 coincidieron con el lanzamiento el mismo año de Scooby-Doo and Guess Who?, que juega de nuevo con la premisa de los personajes invitados y que duraría hasta 2021. Algo que en estos años ha ido sucediendo también al revés, apareciendo en The Brave and the Bold, Supernatural o Teen Titans Go! entre otras.
Entre esta nueva serie y el éxito de sus apariciones junto a Batman se acabaría lanzando en 2021 The Batman & Scooby-Doo Mysteries, doce números que sacarían otros 12 en 2022-2023 con… el mismo nombre. (Aunque distinto logo). Y que darían lugar a una serie abierta en este mismo 2024… con el mismo título por tercera vez. Mira, yo qué sé.
Pero lo bueno es que hemos llegado a este 2024 pese a que la llegada de Discovery Warner en 2022 supusiera una serie de ataques directos a Scooby-Doo. Desde el borrado de películas a la cancelación inmediata de comenzando por la desaparición no solo de Batgirl, también de otra película completa: Scoob!: Holiday Haunt. Así como la paralización del desarrollo poco después de la primera serie para el público preescolar: Scooby-Doo! and the Mystery Pups y de otro de los Directo a Vídeo, Scooby-Doo and the Haunted High Rise, que debería de haber significado el regreso de las Hex Girls. Así que no es de extrañar la extraña historia de su última película: Scooby-Doo! and Krypto, Too! Cancelada pese a estar terminada ya, junto a Holiday Haunt, filtrada el día que se hizo público que Mystery Pups no seguía adelante, para, a continuación, ser des-cancelada por Warner y pasar a ponerla en venta en Directo a Vídeo. Lo único que no está cancelado es, precisamente, la serie animada que peor recepción ha tenido desde Los 13 Fantasmas. Velma era un intento teórico de hacer algo para un público más adulto pero con toques de humor. La realidad es que quedó muy por debajo de… todo. Ni se parece a las series de [adult swim] que le gustaría ser, ni a la de Harley Quinn, ni -por supuesto- a Mystery Inc. o A Pup Named Scooby Doo. Por supuesto Zaslav la recompensó con una segunda temporada.
Así que en esas estamos, con este espanto de serie animada, con la desdentada serie regular sumando números y con el intento de convertir en regular sus encuentros con Batman como mayor esperanza para una de las creaciones de Hanna-Barbera que una más larga y exitosa historia puede demostrar.

Pero siempre nos queda la esperanza de que en 1995 no había ni películas directas a vídeo, la serie más reciente llevaba un par de años cancelada, y la editorial con los derechos había quebrado sin llegar a publicar una historia inédita…
Y entonces apareció Archie.
Así que pensemos que hemos estado peor y luego hemos estado mejor. Así que confiemos en que la cosa irá a mejor en algún momento, incluso aunque los villanos hayan descubierto que no necesitan usar máscaras.
– Ves, todo resuelto con dos notas al pie.
– Ahm… Así que has partido el posteo por dónde te interesaba, has puesto esa parte arriba del todo y convertido lo de delante y lo de detrás en notas…
– Ahora solo necesito que me eches una mano para que funcionen como tales.
– O lo pueden hacer leyendo y luego buscando dónde lo dejaron…
– Eh, vamos, ¿no te preguntas cómo podría ser mejor esto?
– Lo que me pregunto es cómo es posible que una persona en su onesie de Scooby-Doo escriba una entrada de XXX palabras/ caracteres sobre Scooby-Doo y no estemos preocupados.
– ¡VIVIENDO EL SUEÑO! Eso es lo que es. Y ahora me voy a preparar un Scooby Snack mientras miras lo de las notas.
– Ruh roh…
Lo que más me ha sorprendido del post de hoy es el hecho de que ME LO HE LEÍDO TODO… Y de seguido.
Creo que merezco un premio (o algo).
El premio es, por supuesto, el conocimiento adquirido por el camino.
Y el haberme recordado que no he puesto los enlaces para facilitar ir a cada una de las partes.
Mistery Inc. es lo mejor que se ha hecho con Scooby Doo de largo, lo más interesante y complejo y extendiendo la esencia de los personajes. Misterios de verdad interesantes! Vueltas a los personajes invitados mas que hacer el chiste! El que se quejo fue el mismo que dice que Cars 2 es la mejor de la saga.
Por cierto, parece ser que Nitter ha muerto, al Pelón Almizclero tampoco le gustó Mistery Inc…
Y al que diga que es una serie infantil de inicio, «Scooby Snacks are a metaphor for pot» como decían en PVPonline.
Para mí también es de lo mejor que se ha hecho con el personaje, con bastante diferencia. Por delante de «A Pup Called Scooby-Doo!», que con todas sus cosas era lo mejor -siempre, claro, detrás de la Serie Clásica que para algo fue la que puso las bases- que había salido.
Y las quejas de verdad que me recuerdan muchas a las que regularmente le llegaban a «Doctor Who». Y cuando digo que regularmente quiero decir que desde la primera aparición de los Daleks EN EL SEGUNDO SERIAL DE LA PRIMERA TEMPORADA DE 1963.
Lo otro, a ver si con este enlace funciona. Y por cuánto tiempo.
Me temo que poco por lo que he leído, ya que se apoyan en un tipo de cuenta anónima que están quitando.
Pero gracias! Por que usaba Nitter desde que Twitter funciona de culo para leer a Fleibur y no me daba la gana ni de crearme una cuenta falsa.
(Y a Efe, que es adlater honorario)