¡Vigilad los cielos!

En estos tiempos de MCU y DCU (y no MonsterU porque la pifiaron bien, que si no…) en los que hasta la Normalización ya es un concepto del lejano pasado cuesta creer que allá por 1994 el superheroico era un género lo más alejado posible de lo comercial y meinstrim.

Tanto que se llegara a rodar una película de Los Cuatro Fantásticos con el único fin de guardarla bajo llave y no perder los derechos sobre los personajes.

Y sin embargo ese mismo año la serie animada de los X-Men ya iba por su tercera temporada y metiendo continuidad salteada con la alegría de alguien que ha comprado un universo entero de personajes ya diseñados al peso. Sólo en su segundo episodio nos encontramos a historias y personajes clásicos y fundamentales de los tebeos mutantes como…

…la saga de Arma-X…

…los Cosechadores y Dama Mortal…

…los alienos Shi’Ar…

…y el monstruo del Id, una de las más celebradas creaciones de Stan y Jack.

Más allá de la curiosidad por cómo cortapega tramas y personajes para contar en apenas una hora sagas que originariamente contaban con años de continuidad detrás (algo que, por suerte, NO hacen las adaptaciones modernas) la serie de los X-Men es una ventana a un momento concreto de la historia de la animación.

El CGI 3D todavía estaba desperezándose a un año del estreno de la primera entrega de Toy Story de Pixar y el CGI 2D paradójicamente estaba todavía más en pañales. El anime había desembarcado masivamente en la segunda mitad de los 80 y la reacción de la animación tradicional occidental habia sido por un lado buscar una personalidad propia en la estilización, como Batman y las demás series del DCAU.

Y por otro unirse a ese enemigo al que no se podía vencer. En algunos casos encargando directamente la ejecución a estudios nipones de proyectos de cuya nacionalidad occidental luego se presumía.

Y en otros incorporando técnicas y recursos estéticos no exclusivos pero si característicamente orientales como el sombreado en dos tonos. El tercer episodio es un ejemplo perfecto de que su aplicación dió resultados desiguales. Concretamente la secuencia en que el Profesor-X departe con Cíclope, preocupado porque el Pájaro Negro en que viaja el resto del equipo pueda haber sido detectado por los radares militares,

Hay momentos en que el coloreado bitono funciona tanto estética como narrativamente.

Pero hay momentos en que no.

Haciendo que la cabeza de Xavier parezca un enorme y enhiesto po

¡JOHN! ¡Ven y mira esta cosa tan rara que me sale en el radar!

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