Las promesas se las lleva el viento.
Palabras y plumas, el viento las lleva.
Cierto es que Paciencia, hermanos, y moriremos viejos pero es que
Del dicho al hecho hay gran trecho y De los escarmentados nacen los avisados, al fin y al cabo Gato escaldado, del agua fría huye.
Porque No hay predicador como Fray Ejemplo, y hay que Predicar y dar trigo porque Quien quiere la col, quiere las hojas de alrededor. Que ya sabemos que alguien aceptará porque Ojos hay que de legaña se enamoran pero Nunca mucho costó poco y, por supuesto, Donde no hay sustancia, no hay ganancia.
Que La lengua larga es señal de mano escasa y aunque La palabra convence, el ejemplo arrastra. Mejor Promete poco y cúmplelo pronto y recuerda que “Más valía un ‘toma’ que dos ‘te daré’”. Que así decían en el Quijote, pero también más gente advertía. Quevedo con su “Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir”. Ojalá recordaran a Mazzini cuando escribió “Las promesas son olvidadas por los príncipes, nunca por el pueblo.” pero más importante aún es que tengan en cuenta que dijo De La Rochefoucauld: “Prometemos según nuestras esperanzas y cumplimos según nuestros temores.”
Que luego Quien presta, no cobra, y si cobra, no todo, y si todo, no tal, y si tal, enemigo mortal.
Así que recuerda: Las palabras vuelan, y lo escrito permanece.
Aunque no siempre. ¿Verdad, Maese Eugenio?


Y quien no llora, no mama.
He de reconocer que me ha costado lo mío entender de qué iba esto hoy…
Normal, este cada día escribe peor por increíble que parezca.
Y además de no saber esctibir, aburre a las piedras.
No saber escribir, que encima nos lo contagia.