Ya sabemos todos que el cómic está como está, pero como que lo comic-adyacente está que se sale. Este es el año de lo comic-adyacente en ADLO! y no va a deternerse. Porque noticias sobre lo comic-adyacente no paran de salir. Por ejemplo, un tráiler de una película comic-adyacente (digamos, Spiderman cruzando el multiverso) tiene garantizado salir en los periódicos de gran tirada en español. Esto es, en el As y en el Marca. Sin embargo, que un Premio Nacional del Cómic abandone la dirección de uno de los eventos de tebeos más importantes de la península se tiene que conformar en salir en medios con menos lectores, como El Español (que no su comic-adyacente Sala de Peligro) o El País.
Por supuesto, lo que ocurre con esto de Viñetas desde o Atlántico es que es un tema político, y a los lectores de cómic la política no les interesa. De hecho, si metes algo de política en los cómics de superhéroes como, por ejemplo, un Lobezno refiriéndose a alguien en lenguaje neutro, a los lectores no les importa. Porque no les interesa la política. Así que, ¿qué pasa con lo de la organización de Salones del Cómic y no Salones Comic-Adyacentes? Pues que solo el importan a la gente que lee periódicos de política, que probablemente son los mismos que leen novelas gráficas o fanzines, o cualquier cosa que no sea cómic.
Todo esto, por supuesto, es cómic-adyacente y, por tanto, ajeno al momento dulce de lo cómic-adyacente, o, como les gusta llamarlo a los críticos y divulgadores, la Edad de Oro del cómic. Da igual que la revista de cómic ya no salga todas las semanas, que se recorte el presupuesto público para los eventos culturales o que cierren las tiendas de tebeos, porque lo importante son las cátedras, las charlas a las que vienen los amigos, las sillas en las mesas que importan y los premios Princesa de Asturias. Eso sí que es importante.
¡Mortadelo, tráigame el diccionario manual! Brrr, como sea algo feo eso de “adyacente”…