No reconocemos lo suficiente el trabajo que hacen los encargados de establecer los nombres de las cosas.
Ya sabéis, los que deciden que la forma correcta de traducir un título es haciendo una gracia.
Pero, sobre todo, la gente que conoce el país en el que vive.
Que conoce a su gente.
Que sabe sus tradiciones.
Y aún así decide publicar álbumes con títulos como:
¿Cómo no quererles?
(¿Qué? No, hoy tampoco quería trabajar. De verdad, qué ganas. Si total luego no me leéis.)
¿No hubo recientemente un asunto con un videojuego llamado Minabo o algo así?
Los desarrolladores de Minabo son españoles. En ese caso la gracieta fue completamente intencional
No lo pillo (mente limpia).