Llevamos una temporada intensa de descubrir que el cómic, por lo que sea, lo peta. Realmente estamos viviendo una Edad de Oro del Cómic, o algo que se le parece. De nuevo se vuelve a hablar de los temas que queremos y que nos interesan. Una vez terminada la normalización ha llegado por fin la legitimación. No vamos a hablar de los artículos sobre el “furor manga” porque de eso ya se encargó sark este mismo lunes y no le voy a robar la atención de la gente cuya comprensión lectora no parece funcionar de izquierda a derecha.

Pero incluso el cómic que no viene de Japón tiene su ración de legitimación reciente. Hace un mes hablábamos de la portada de El Cultural, hace dos semanas descubríamos que hay que hablar de los fanzines en pasado y esta misma semana hemos aprendido por un titular de El País (el resto del artículo es de pago) que en el cómic se puede hablar de drogas y de las tiranías. Es un concepto nuevo, este. Antes no se podía. Antes todo esto eran Mortadelos.

Que a nadie se le escape que esto no es nuevo. Hace año y pico escribía en este mismo lugar “Que un artículo falto de rigor, criterio y lleno de lagunas haya sido sonoramente compartido por tantísimo Crítico y Divulgador de Cómic dice mucho sobre el complejo de inferioridad en el que nos encontramos, sobre las ganas que tenemos de que la prensa de verdad le haga un poco de caso al medio para algo que no es hablar de pelis de Marvel.”
Seguimos igual, claro, porque en el fondo hay mucha gente que solo quiere reconocimiento. Que los jóvenes hinquen la rodilla, que los que se metían con nosotros nos dejen explicarles nuestra sapiencia, que los medios que nos ningunearon nos ninguneen más solapadamente y, a ser posible, que reconozcan que aunque nosotros seamos unos rancios, hay rancios peores. Que antes todo el fandom era bueno, hasta que se llenó de Funkos.
Seguimos esperando que llegue la fatiga superheróica largamente esperada, y mientras tanto, como bien saben en El País, no se juega con las cosas del comer, por lo que aquí no se arquea la ceja ni se cuestionan los puntos de vista. Se comparte, se difunde, se coge sitio para las mesas redondas porque nunca se sabe cuándo te pueden llamar para dar una mesa redonda en la Feria del Libro de Madrid o colaborar en una exposición en el Espacio Telefónica. A veces, incluso haber dado un Gran Premio sin saber a quién votabas puede ser un empujón. Todo ayuda. Que después de la legitimación llega la financiación, y hay gente que ya ha cogido sitio. Por lo que pueda pasar.
No os lo toméis a mal, nada me gustaría más que los «medios» (entiéndase el becario de medio pelo que queda en la redacción para copypastear los partes del día de Reuters, France Press & Cia con sus añadidos cortijerolocales) hubieran llegado al convencimiento de que el cómic es el noveno arte y que hay que promover su lectura y su entrada en la macademia por la puerta grande. Y sobre todo que la gente que se dedica a ello pudiera ganarse la vida decentemente y con un mínimo de estabilidad.
Pero lo único que veo es el circo de cien pistas que nos tienen montado produciendo «contenido» en cantidades masivas para el consumo y entretenimiento continuo de la borregada (incluido yo a la que me despisto un momento, claro), material de todo tipo, color y pelaje. Non stop: sobre todo, no pienses (porque te vas a cabrear…si no estás conectado a la comedora).
¿Programas de una hora en la radio pública para que nos «recomienden» chupiseries de plataformas de pago? Debe ser como si en TVE tuvieran un programa para comentar y recomendar la mejor temporada de la Isla de los Famosos o el mejor colaborador del día en el programa de Ana Rosa. Sí, por supuesto que siempre han habido secciones de literatura, cine, teatro… pero a ésto su oyente-televidente
le dedica una parte de su tiempo, en lo de las series ¡lo que mola son los maratones! Estás empujando a tu espectador a la «competencia» (?). Non capisco niente, que dirían en Telecinco. O sí.
Joder, los tropos, ‘Todo a la vez en todas partes’ y a todas horas: ovnis, cacharros de la Nasa en Marte (llevan haciendo lo mismo décadas sin que nadie les hiciera casito(?), el puto Triángulo de las Bermudas, si hacen un remake de Vacaciones en el mar tengo la mitad de mi infancia de «actualidad» delante de mis ojos. Supongo que no hay apariciones marianas porque ya no queda mucho target, que si no… Y tiene toda la pinta que da igual la edad que tengas, ochentas, noventas, todo «sonando» a la vez, y no porque tú te hayas ido a buscarlo a internet (allí donde mora el algoritmo), proviene de los medios «generalistas». Supongo que es ésto o la naranja mecánica, así que de momento mejor ésto, claro. Un tang para mí.
Iba a hacer otra analogía con el oficio más antiguo del mundo, pero mejor lo dejo correr ahora que los nuevos puritanos lo van a prohibir. Puestos a hacer brindis al sol podían haber prohibido los hijos de puta, pero supongo que la mayoría de éstos tienen inmunidad parlamentaria. Qué panda de payasos. Sí, es la hora de tomarme la medicación pero es que por la tarde ya voy borracho, cheñor juez, tengo que esperarme un rato. No me haga mucho caso.
Venga, me voy con un tropo ochentero, esos juegos de guerra, y un claro ejemplo de cuando los «medios» suben y bajan el volumen. ¿La guerra de Ucrania ya la habían acabado, no? Pero si empezaron después de la tercera vacuna y antes de lo del volcán y… ostia, ya no me acuerdo. Periodismorrlll…
Video dedicado para la gente de Cádiz, que siempre se están quejando de que nunca salen por la tele: cuando lo estaba viendo lo que me vino a la cabeza era una muchedumbre en el exterior de la base de Rota haciendo sonar a máximo volumen las trompetillas esas de las chirigotas mientras miraban hacia cielo en espera del pepinus maximus. No entiendo como San Juan dejó escapar una imagen así para definir el Apocalipsis. Venga, no os enfadéis, que lo vuestro al menos será (sería, sería) rápido.
¡Taquiones para todos!