
Cómo no se debe vender un cómic:
Nos encontramos ante una novela gráfica escrita por Ed Brubaker (Fatale, The fade out, Kill or be killed) y dibujada por Sean Phillips (Fatale, The fade out, Kill or be killed) en que los autores nos trasladan a la década de los años 30 en los Estados Unidos, concretamente a la ciudad de Nueva York, donde conoceremos a Max Winter, un escritor de novelas pulp que se haya atravesando varias crisis simultáneas (laboral, de salud, existencial) hasta que conoce a un hombre llamado Jeremiah que le ayuda a reencauzar su vida. Esta obra entraría dentro del género negro en el que tan bien se desenvuelven sus dos autores, y más concretamente bajo el paraguas de la antología Criminal, que aunque nació con otra intención, se ha ido convirtiendo en una marca que el tandem creativo usa para agrupar relatos autoconclusivos sin relación unos con otros. El dibujo de Phillips es tan sólido como siempre, y sabe plastar acertadamente la ambientación en la que nos sumerge la escritura de Brubaker, ya sea en la oscura cara de la ciudad en que transcurre la secuencia principal del relato como en los flashbacks al legendario far west que revive Winters en sus novelas, pero que para el protagonista nada tiene de lejano ni de legendario sino que sigue vivo en sus recuerdos y en sus pesadillas

Cómo se debe vender un cómic:
¡Vaqueros contra nazis! ¡Gente, VAQUEROS CONTRA NAZIS! ¡A TIRO LIMPIO! ¡No digáis que no mola!

así es (ya puestos a hacer lo mismo que sirva para algo)
Sí, así se vende un cómic