La sustitución de las actividades presenciales por otras online está cambiando nuestras costumbres. Las videorreuniones, por ejemplo. Que al principio era divertido ver en un zapping que cuando aquel se levantaba iba en pantalones de pijama, hasta que aquello que parecía excepcional se fue haciendo costumbre. Ahora ya sabemos que todos los demás en la reunión tampoco van arreglados más allá de lo visible, incluyéndonos a nosotros mismos. Y seguramente el que más cara de atención pone está con algún videojuego en otra ventana. Lo sabemos. Y además nos da igual. El distanciamiento forzado tiene eso, que nos da lo mismo ser un poco más pasotas, más perros, más nosotros mismos. La barrera del monitor hace de filtro en que lo público y lo privado se confunde, se mezcla, se diluye.
Algo parecido encuentro que está pasando con las entregas de premios. Porque vamos a ver ¿alguien cree que el Gran Premio del Salón de este año hubiera sido el mismo en un acto presencial con público y objetos arrojadizos? pues cuando a un jurado le pones una barrera, pueden pasar esas cosas, que se atrevan con algo que de habitual esconden. Y algo así siento que puede haber pasado en los Premios Eisner el pasado fin de semana. Y poca broma, que recordemos que cuando le toca algún compatriota la prensa local los define como los OscarTM de los cómics.
Me voy al Palmarés de 2019, antes de lo de ahora ¿qué me encuentro? una historia corta de Tom King, Jason Fabok y la Cosa del Pantano; una de Spiderman con Chip Zdarsky; Giant Days; Mister Miracle; Gideon Falls; Frankenstein de Junji Ito; la edición en tapa dura de La Visión; las tiras de prensa de Star Wars; a Tom King, a Mitch Gerard, a Dustin Nguyen. Se diría que se prima una cierta calidad, siempre dentro de una tendencia mainstream. No podemos dejar de lado que la Comicon de San Diego donde se hace la ceremonia de entrega es además un gigantesco supermercado. Y los clientes tienen siempre la razón, sobre todo los presenciales. Hay también sitio en la larga lista de premiados para un cierto componente social, como puede haber sido el otorgado al mejor Libro relacionado con los cómics, Drawn to Purpose: American Women Illustrators and Cartoonists, de Martha H. Kennedy. Pero no deja de ser un caso puntual y residual.
Ahora, dales una pandemia, eventos online y tiempo para cogerle el gusto. Votando y discutiendo nominaciones por videollamada, arrascándose las partes. Vamos a los Premios 2021.
Queda sitio para lo mainstream como Usagi Yojimbo o el Jimmy Olsen de Fraction. Pero lo destacable es que la presencia de lo social se multiplica y gana premios de mayor enjundia. Encontramos hasta tres publicaciones sobre temática racial: The Content of Our Caricature: African American Comic Art and Political Belonging (New York University Press), Invisible Men: The Trailblazing Black Artists of Comic Books, y Superman Smashes the Klan, por Gene Luen Yang y Gurihiru. Y tres más dedicadas a mujeres, con Women Write About Comics, The Flapper Queens: Women Cartoonists of the Jazz Age, y mi favorita con dos premios (mejor antología y mejor historia corta), Menopause: A Comic Treatment (Graphic Medicine/Pennsylvania State University Press).
Que considero que la historieta es un medio tan adecuado como cualquier otro para abordar una condición como la menopausia, que terminará sucediendo a la mitad de la población mundial. Pero aún así me resulta chocante que todo un jurado haya convenido en glosar las bondades de una publicación tan especializada y a priori poco llamativa para el mercado del entretenimiento, sobre todo tratándose de una editorial universitaria, no necesariamente especializada en historieta.

Aunque lo cierto es que la editorial está bastante comprometida con lo que ha venido a definir como «medicina gráfica» que considera que puede ayudar tanto a la comunidad médica como a sus pacientes a comprender las causas de determinadas patologías y condiciones.

Y que además de tratar temas que en manos de otros les lloverían los ofendiditos…

…también han sabido sumarse a las tendencias más recientes.

También es cierto que de otra manera se me hubieran escapado la sutileza y metáforas de Mimi Pond para “When the Menopausal Carnival Comes to Town”, obra ganadora a mejor historia corta.




Lo dicho. Mis dieses a una iniciativa que premia y recomienda material que de otra manera escaparía a la vista del gran público. Pero no perdamos de vista la tendencia, que como llegue otra variante virulenta y esto se alargue algunos premios más, las consecuencias pueden ser imprevisibles.
Uf, que tarde se ha hecho. Ahora tendría que vestirme para bajar y comprar algo de cena, pero total es aquí abajo, puedo ir tal cual, tampoco dirán nada. Total, no creo que sea el único, y el pato Donald también viste así…
Pues mira, si es una editorial respaldada por una universidad y sus contenidos tienen revisión académica previa; debo decir que me interesan bastante (sobre todo el de «mi degeneración» porque, por cuestiones familiares, podría desarrollar parkinson).
Por lo poco que sé, las editoriales académicas en los libros hacen una mínima revisión del contenido para garantizar que su contenido sea veraz y no ofensivo, ni blasfemo… se juegan la imagen. La editora MK Czerwiec es enfermera. Aquí hay más cosa: https://www.graphicmedicine.org/
https://medicinagrafica.wordpress.com/