El silencio de los borregos

Hace unas semanas, cuando aún estaba a tope el hecho de que le dieran un gran Premio a alguien que no era autor, no trabajaba a favor de los autores, no era un ejemplo de editor, no era un divulgador destacado y tampoco era buena persona; escribí que hoy sacaría las listas de los que se habían puesto de perfil para no hablar.

Centrándome, claro, en las organizaciones. Que mal que bien fueron sacando comunicados, a veces más por la inercia y los golpes y a veces precisamente no sacándolos. Y no siempre por el lado bueno, por cierto. Pero al menos se mojaron aunque fuera para demostrar el tipo de Asociación que eran y lo que podían esperar de ellos sus asociados. <Aunque aún quedó alguno sin sacar comunicado pero demostrando de qué lado estaban dedicándose a retuitear y mover sus saraos y bolos en el Saló antes que salir a protestar, como en el caso de Autoras de Cómic.

Que yo entiendo que habrá gente para la que los bolos serán lentejas y no solo alimento para el ego, pero está claro que a estas alturas ya podemos hablar de quién dijo qué y quién pasó de quejarse.

Por supuesto el decir que hoy tocaba esta charla vino con gente acusando de crispar el ambiente, de obligar a tomar postura y, en general, más molesta porque se obligara a hablar que por el hecho en sí que había causado todo. El clásico ni de izquierdas ni de derechas o me parece bien que hagáis X siempre y cuando yo no tenga que verlo. Sólo faltaría que protestar les causara alguna molestia. Porque criticar está bien pero dentro de un orden. Por ejemplo, si significa quedar mal con alguien.

Es curioso como pasa una y otra vez, y si hace unas semanas era con el Gran Premio que ha servido para que el Saló demuestre que no piensa hacer nada, para que la pelota quede en el tejado de los autores que tendremos que ver si siguen lo que firmaron y dejan de colaborar -que, por cierto, ya hemos visto cómo alguno firmó y anunció que se retiraba de las charlas y demás mientras que algún otro firmó y luego hacía RT de sus actividades con ellos. Supongo que el comunicado era Demasiado testo– y qué es lo que pasa el año próximo. Algo extensible al jurado, por cierto.

Aunque lo bueno, como decíamos la semana pasada, era que al menos ha servido para que se reivindique la figura de Luis Gasca. Así que ya sabéis, cada vez que escuchéis hablar de Gasca podéis apuntarlo a toda esta bronca. Eso sí, no tiene pinta de que en el Saló se vayan a dar por enterados y cambien el receptor del premio.

¿Qué ha pasado entre medias? Pues que han salido más broncas, por supuesto.

Que si los héroes no tienen pelos en la lengua, que si Spencer deja Spidey, que si la literatura infantil…

Y en esa es en la que estamos ahora.

En parte porque desde el cómic ya nos sabemos cómo va la vaina. En parte porque entre los taquiones, Freddy y que todo esto ya ha pasado vamos más que servidos.

Expliquemos el follón.

Resulta que en El País sale un artículo hace dos sábados a cuenta de una colección nueva que van a vender con el periódico de papel.

Que vosotros os preguntaréis: ¿Qué es un periódico de papel? Pero ese es otro tema.

En el titular y luego en el texto interior se habla de que los «grandes» van a escribir literatura infantil.

En realidad lo que han hecho es actualizar una colección que en 2010 se publicó por primera vez, aunque con menos títulos, y que, de hecho, ya había pasado por ADLO! porque cuando Reverte decide que es el Frank Miller español nosotros no podemos dejarlo pasar. Ninguna de las dos veces.

El problema es que, claro, a poco que uno hace búsquedas descubre cosas como esta que Reverte decía en animada conversación con el periódico:

Y que en muy buen lugar no dejan a alguien que se supone que quiere aportar cosas a la Literatura Infantil por aquello de no haberse molestado ni en mirar de qué son los cuentos o cómo se hacen. Algo extraño viniendo de El País, por supuesto, total no es como si en ese periódico de papel se hubiera publicado una columna pidiendo que no se actualizaran los cuentos infantiles, no fuera a ser que se perdiera en la lectura el sabor rancio, que cayéramos en que los cuentos han ido variando a cada vez o que descubrieran que cuando se publica una versión algo diferente las anteriores no entran en combustión espontánea. En fin, lo típico que te defendería cualquier persona tan progresista como Reverte o VargasLlosa.

El resto del fin de semana ha sido una serie de recordatorios de que la literatura infantil y juvenil existe, es variada, interesante y no depende tanto del nombre que aparece en la portada para vender.

Y, de nuevo, ha habido bronca entre la gente que salí a criticar y al que pedía que no se criticara, incluso ha habido gente que ha pedido que los colectivos del gremio hablaran. La gente cómo es.

Además del unánime homenaje a Juan Muñoz Martín por su contribución con El Pirata Garrapata y Fray Perico y Su Borrico a la lectura. Que ya le podrían dar el Nacional de Narrativa, pero ese es otro tema.

Como veis todas estas discusiones se parecen, no solo por la gente que decide callar, también porque muchas veces lo que subyace detrás es lo que es Lo Bueno y Lo Correcto.

A ver qué necesidad de hablar de «Los grandes» habría si esa misma palabra no estuviera implicando que lo que teníamos antes de que llegaran son «los pequeños».

Y a ver si no es una maniobra especulativa y propagandística teniendo en cuenta que en 2010 los 8 títulos se comieron un mojón. Porque tú puedes poner el nombre que te de la gana o intentar saquear a la película de éxito en aquel momento, que si a los chavales no les entra no hay tanta gente que por ser vos quien sois vaya a regalarles el libro.

De ahí que la colección saliera con el periódico ya una vez en 2014, y que fueran más los periódicos por los que hizo las vueltas. A ver si así.

Por lo menos el meter otros 8 cuentos -esta vez de autores más cercanos a la tradicional concepción de lo que es un bestseller- han sido capaces de encontrar a más de una mujer. Es lo bueno de que hayan pasado más de 10 años, que parece que por fin se han animado a escribir. O que ahora son Grandes. No sé.

Con un poco de suerte le habrán dedicado más de media hora a escribir el cuento.

Y es que en el cómic ya nos sabemos cómo va la vaina.

No tanto porque los Grandes vengan a escribir cómic, que eso pasa no mucho y vende no demasiado.

Aunque las adaptaciones casi funcionan mejor, sean en Manga -pero de esto ya hablaremos algún otro día- o sean con Monteys por medio, que cuando entran directamente a guionizar sin conocer el medio.

Lo que sí que conocemos de sobra es esa necesidad de marcar que es un algo diferente y no tebeos. No nos vayan a confundir con El Pirata Garrapata.

Así que le propongo respetuosamente a los responsables que para cuando dentro de otros diez años nos quieran vender de nuevo por primera vez esta colección de cuentos le busquen un título nuevo.

¿Han considerado, quizá, Novela Ilustrada o Infantil Gráfico?

3 comentarios en «El silencio de los borregos»

  1. «Además del unánime homenaje a Juan Muñoz Martín por su contribución con El Pirata Garrapata y Fray Perico y Su Borrico a la lectura. Que ya le podrían dar el Nacional de Narrativa, pero ese es otro tema. »
    PromocionADLO!

  2. Si algo no ha enseñado el mundo del cine y las redes sociales, es que la próxima vez que quieran vender (POR PRIMERA VEZ) la genial ideal del genial escritor, lo que harán es titularlo «PÉREZ-REVERTE el pequeño hoplita» o bien, algo así como «Literatura Infantil THE PÉREZ-REVERTE CUT».

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