La resaca del día después

Lo de ayer ya fue una efeméride en toda regla: no le importa a nadie salvo a las marcas. Lo friki gana así el mismo estatus que el Día de la Madre, San Valentín o cualquier otra celebración que no incluya un festivo de trabajo.

¡15 años! Algunas firmas de este blog cuando empezó lo del Orgullo Friki eran todavía jóvenes. La normalización todavía no había empezado, y el debate era sobre si había algo que celebrar o no, si eran las toallas, las violetas o las espadas láser y toda esa serie de cuestiones ahora completamente superadas. Y es que lo que en otro tiempo era una festividad vacía de sentido y carente de guía, ahora tiene bien clara su función.

Lo verdaderamente friki ya no son los libros, los cómics o las películas, son los Funkos, las camisetas divertidas y las figuritas estrambóticas. Al fin la normalización ha venido a declarar que el arte es arte y lo demás, frikerío. El merchandising es el verdadero becerro de oro al que hay que adorar, una cuestión fundamental que ha garantizado la supervivencia de nuestra cultura. Y es que la única cosa más de friki que tratar mal a las minorías es lamerle las botas a empresas multinacionales.

Por supuesto, y como siempre que algo se vuelve extremadamente popular, empieza a llegar la gente que no lo entiende del todo pero se quiere subir al carro. Los outsiders. Lo muggles. Es importante entonces empezar a trazar líneas y a dejar claro qué se queda dentro y qué se queda fuera. Es importante decir «esto no es friki» y también «The Big Bang Theory es inaguantable».

Viñeta completa de 2017 aqui.

Y es que si no lo dejamos claro, si no vamos poniendo los puntos sobre las íes y delimitando nuestro terreno, ahora tan extenso como hasta donde llega la luz del sol, corremos el riesgo de que algunas empresas oigan campanas y traten de volver la normalización en su favor. Y los resultados pueden ser… cuestionables.

«Esto nos lo dibuja mi sobrino, que le gustan los superhéroes.»

3 comentarios en «La resaca del día después»

  1. «El merchandising es el verdadero becerro de oro al que hay que adorar, una cuestión fundamental que ha garantizado la supervivencia de nuestra cultura»
    Esto, con otras palabras, ya lo había profetizado hace años un teórico de cómic comterráneo (hasta ahora incomprendido), y el tiempo le dió la razón, lamentablemente. (y de paso nos golpeó a todos sin misericordia).

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