El martes llegaron a este blog un par de viñetas a cargo de un dibujante llamado Paolo Pantalena que había escapado a nuestro radar hasta entonces… pero no al de nuestros comentaristas. John Space nos sugirió que echáramos un vistazo a la serie Jirni de Aspen Comics, y ahí vamos
Lo primero que tenemos que decir es que Paolo tiene un don para las escenas de acción. La protagonista, Ara, está dibujada de forma dinámica y poderosa, y saliendo airoso de ese obstáculo insuperable para los diseñadores de videojuegos que es el movimiento de los pechos femeninos
Pantalena también sabe desenvolverse en las escenas estáticas. Aquí podemos apreciar su dominio de la clásica pose de pin-up que muestra a la cámara pecho y culo a la vez. Pero la cosa no acaba aquí…
En un alarde de percepción espacial, nuestro dibujante sabe plasmar pecho y culo a la vez en más de una postura. Ojo, que este muchacho es cosa seria. Pero ¿se le dará igual de bien dibujar imágenes cotidianas?
¡Por supuesto que sí! Paolo Pantalena demuestra aquí que sabe hacer interesante hasta una simple conversación. Ante este despliegue de talento solo nos falta una última prueba, el Everest para los dibujantes de tebeos e ilustradores en general: ¿sabrá dibujar un caballo?
Y aquí es donde el amigo Paolo rompe el molómetro… ¡no le hace falta! Si la historia pide una montura y no sabes (o no te apetece) dibujar un caballo, tienes que ser lo suficientemente inteligente para conocer tus limitaciones y esquivar esa bala
En resumen, que este artista ha superado el análisis con honores… AVIV OLÖAP ANELÀTNAP!
No cabe duda de que habrá que vigilar de cerca a este chico… promete.
Incluimos bikini de metal que protege +12, aunque en los hechos deje al descubierto prácticamente todos los órganos vitales.
Bueno, y By Vázquez decía que no sabía dibujar caballos, así que ponía elefantes, y nadie se quejaba, ¿no?
Y no lean Jirni v2. No lo dibuja Pantalena, y por culpa de ello uno se fija más en lo flojo del guión, que es lo que hacen los malos fans.
Sin embargo, su viñeta de «diálogo cotidiano» supera el test de Bechdel. ¡Qué cosas!