

¿Coincidencia? ¿Serendipia? ¿HOMENAJE?

Veamos, una es una ciudad corrupta hasta la médula en la que el crimen está descontrolado y los millonarios conducen pasándose por el forro el código de circulación porque se saben impunes.

Gracias a la complicidad de una fiscalia y unas fuerzas y cuerpos de seguridad fieles perros guardianes a sueldo del poder financiero.

Que con algunos delincuentes extreman la mano dura pero sin embargo con otros se muestran curiosa y sospechosamente clementes.

Una urbe de la que se acaba apoderando una figura de la que nadie está seguro de si tiene un retorcido y maquiavélico plan o simplemente es un demente totalmente disfuncional porque lo único que está claro es que quiere desencadenar caos, muerte y destrucción…

...EMPEZANDO POR DEMOLER LA SANIDAD…

Y la otra la ciudad imaginaria en la que transcurren las ficticias aventuras de una querida y afamada serie de animación de los noventa, claro.

¡NADA QUE VER!
Al fin y al cabo no vamos a caer en la madrileñofobia de decir que es un sitio donde la gente hace descarados… ahm… homenajes…

…a tebeos de Garth Ennis de 2017…

…¿VERDAD QUE NO?
Esa comparación no tiene ni pies ni cabeza; nuestra Payuso del crimen jamás quemaría palés enteros de dinero.
El bueno va de negro, en moto y tiene que lidiar con un gran edificio donde hay caos, en una ciudad maldita resguardada de una zona yerma. Les damos una letra a modo de pista:
_ _ _ Z _ _ _ _ _
Venga, a por el premio gordo.