Cuando le quedaba poco en el convento (es decir, en Marvel), Brian Bendis tomó las riendas de Iron Man. Gran parte de lo que le han pagado en DC puede deberse a cómo dejó despues de aquello a Tony Stark (gracias al cine, el vengador más popular del momento) y a Victor Von Muerte (el único personaje disponible entonces evocador de la grandiosidad de Los Cuatro Fantásticos, que estaban, ejem, deslocalizados). Para desfacer aquel doble combo, Marvel tuvo que llamar a Dan Slott para que cogiese a Iron Man y reabriera la cabecera de Los Cuatro Fantásticos.
Se habla poco de Dan Slott. Pero en ambos títulos, lejos de renegar de la herencia recibida, ha sabido cogerla y sacar algo con chicha de ella. En Iron Man ha creado un entorno coral en torno a Tony Stark que recoge las contradicciones e hiperbólicas vivencias y tira adelante con ellas. Hablaría más sobre el tema, pero me temo que al tratar sobre esos backups físicos y mentales a los que se ha sometido Stark en los últimos tiempos diría que guardan demasiadas coincidencias con asuntos que se están tratando en Altas Grapas Hickmanianas, y no quiero comparar una situación con otra…todavía. Además, esta serie no ha llegado ni a los veinte números y ya la han cerrado. Prefiero hablar sobre lo que hace en Los Cuatro Fantásticos.
En Los Cuatro Fantásticos ha creado un entorno coral…recoge las contradicciones e hiperbólicas vivencias…sí, también, ha hecho avanzar a casi todos los personajes a un nuevo status de manera brusca y al mismo tiempo natural, lo que es motor de nuevas situaciones que han convertido el título en una maravillos sitcom durante su primer año. Pero en el entorno hostil del mercado americano debes ser noticia SIEMPRE, y si no generas un bombazo cada cinco o seis meses se te comen. Es por esto que de cara al segundo año Slott arranca en la serie con la saga Punto de Origen, que nos llega ahora a nuestro país en el nuevo formato de cuaderno (¿o no os habéis dado cuenta de que han cambiado el material de las grapas por algún metal precioso?).
Cuaderno que por cierto Panini ha indexado como su número 14 #114, cuando en realidad debería ser 14 #114 Legacy #659, pero no creo que quede más gente leyéndolo a la que le importen estas cosas. Slott aprovecha una visita de los personajes a una exposición sobre el primer accidentado vuelo del cuarteto para meter el gusanillo al grupo de repetir la gesta e ir, esta vez con la adecuada protección contra los rayos cósmicos, a la lejana galaxia dónde pretendían llegar en sus inicios. El tiempo dirá si la saga será trascendente o si se terminará catalogando como una muesca más en la tradición que tiene el grupo de irse por el espaciotiempo de aventuras. Pero en el primer episodio se nos presentan a dos personajes cuya presencia se dejaba notar desde el primer episodio de la era Marvel:
Duke Duchman y Sandy Saunders, los astronautas que iban a acompañar a Reed y Ben en aquel primer vuelo experimental, aquellos cuyos asientos terminaron ocupando Johnny y Sue.
Visto en perspectiva, parece mentira que hayan pasado casi sesenta años y nadie hubiera caido en la cuenta de siquiera mentarlos.
Si no fuera porque alguien sí que los tuvo en cuenta antes.
Chris Claremont.
1998. Número 11 del volumen III (Heroes Return, para entendernos) de los Cuatro Fantásticos. Claremont y Larroca. El inglés hizo suyos (¡y de qué manera!) a los personajes, y tomó la costumbre de comenzar muchas veces los episodios con escenas inconexas de la trama principal, cuyo verdadero significado solía aclararse o en un futuro muy lejano o directamente nunca. En aquella ocasión volvimos a asistir a la mítica escena del despegue primigenio. Mucha atención al sexto globo de la segunda viñeta.
Burroughs y Hennesey.
Esos eran en aquel momento los nombres de los dos pilotos que no viajaron.
¿Qué ha sucedido? pues que una de las dos versiones debe estar equivocada, evidentemente.
El hecho de que Duke Duchman y Sandy Saunders sean el tipo de nombres aliterados que crearía Stan Lee (a menos que alguien diga ahora que Kirby también ideaba los nombres de los personajes) juega mucho en favor de esta nueva versión. Aun sin conocer los nombres de pila de Burroughs y Henessey, no parece el tipo de nombres que Stan sería capaz de escribir dos veces seguidas de la misma forma.
Tenemos que mirar con cautela pues, Los Cuatro Fantásticos de Claremont.
Y con esta nueva perspectiva se entiende mejor la escena random que abrió el número 16 de su serie.
Resumiendo mucho bastante, el grupo iba a embarcarse en una saga de esas en las que surcaban el espaciotiempo encontrando aventuras, y parecía que el detonante de ese deambular cósmico iba a ser la actuación en la sombra de Margali Szardos (madre adoptiva de Rondador Nocturno), Destino (compañera de Mística) y Legión (hijo de Charles Xavier), personajes que como reza la quinta sexta caja de texto, llevan en el alma cicatrices imposibles de borrar. Los Defensores, vaya.
Lo que pasa es que más adelante, Reed Richards aclara que el ir y venir dimensional de los siguientes episodios viene causado por…por lo que diga en el primer globo de la segunda viñeta.
Por un transceptor experimental doblador del espacio. Uno que apañó con cuatro cosas mientras unos kree habían transportado las ruinas de la torre de las cuatro libertades al area azul de la luna. Reed McGuiver. El primer viaje causado por los Defensores sería una coincidencia. Una coincidencia claremontiana, una de tantas. Al nivel de que cuando persiguen al grupo los Lobos de Guerra y la Tecno-Red (en misión encargada por Roma y Opal Saturnina), huyen por una discoteca, salen por la puerta de atrás…y en el callejón se encuentran con una banda de guerreras con la que al confrontarse contraen una deuda claremontiana de honor, un cabo que seguirá catorce números después cuando la misma banda asalta al cuarteto (para saldar la deuda de honor, obviamente) y resulta que son un ejército dirigido por nada menos el Dios Hares, tío de Hércules. Casualidades. Mi favorita es la forma en la que terminó aquel periplo, cuando recalaron en el futuro de la Zona Negativa. Los apresa el Annihilus del futuro, con la casualidad que en su nave se encuentran con cajas (rotuladas con un 4) de algún momento en que ese Annihilus del futuro robaría componentes del cuartel de los Cuatro Fantásticos. Justo los componentes que a Reed le hacían falta para calibrar bien su transceptor experimental doblador del espacio, del tiempo, y de las dimensiones. Casualidades todas. Si el Universo es un pañuelo, el Multiverso es una caja de toallitas (no tirar al wc).
Pero nada ocurre por casualidad.
Del trío de Defensores no se vuelve a saber nada y sin noticias seguimos de aquella alianza hasta hoy. De manera que revisitando la serie he acudido a Google para ver qué se sabía de aquello. Sí, he rebuscado para saber cómo acababa. Y me ha quedado claro.
¡Era la Margali Szardos de Tierra-99315!
Eso explica también cómo es que Margali Szardos vuelve a aparecer en Paris a la altura del número 20 de la serie y no se hace mención a lo de los Defensores. Era la Margali de Tierra-99315. Eran los Defensores de Tierra-99315. Y siguiendo la línea de pensamiento ¿podría ser que los Cuatro Fantásticos de Claremont y Larroca fueran los de Tierra-99315 o de otra paralela?
Una Tierra en la que entre sus adversarios y compañeros más habituales estarían la Tecno-Red, la sargento Jones, Margali Szardos, el cuerpo de Capitanes Britania, Opal Saturnina, el estado de Genosha…una en la que las piezas de los transceptores experimentales dobladores se buscan entre ellas por el continuo para repararse. Una tierra en la que los pilotos se llamaban Burroughs y Henessey.
Visto así, todo cobra sentido. Los Héroes Reborn ocurrieron en un Universo de bolsillo. Los de Claremont ocurrieron en otra Tierra. Con lo que los Cuatro Fantásticos-616 de Lobdell, Davis y Farmer empalmarían directamente con los de Loeb y Pacheco. Tengo que hacer la prueba de leerlos así y comprobar que no queda ningún fleco. Bueno, está el pequeño detalle de Valeria, pero como los gaditanos le cambiaron el origen seguramente no se notará mucho…
Y todo esto nos lo ha aclarado Dan Slott con sólo dos viñetas. Con Duke Duchman y Sandy Saunders.
Lo dicho, se habla poco de Slott.
Joder tío, como siempre muy interesante! Madre mía leí esa etapa en su momento forum y no recuerdo nada!!!!!!
De slot es verdad que no se habla lo que merece y a mi me parece que hace una labor encomiable.
Gracias!