Editar tebeos que te vienen ya hechos de fuera no tiene nada de rutinario, sino que es bastante creativo. El contenido, los caramelos, pueden estar más o menos buenos, pero depende del atractivo del celofán con que los envuelvas, estos tendrán mayor o menor éxito. Hay que estar atento a los gustos del momento y saber atender (o crear) las necesidades que toquen. Un mismo material puede presentarse de distintas maneras a lo largo del tiempo. Así, lo que comenzó sirviéndose como Novelas Gráficas para Adultos en formato grueso, remontado y en blanco y negro…
…pasó luego a los cuadernos grapados, de mayor o menor extensión, a veces con aventuras completas, a veces partiéndolas, primero todavía en blanco y negro, y luego con el añadido del color. Con la llegada de fórum, la grapa mensual a color se convirtió en una suerte de estándar, tanto fue así que propuestas diferentes por parte de la editorial para contenidos diferentes a las series regulares tuvieron una aceptación bastante pobre.
Eso de que una cole durase sólo cuatro o seis números no se entendía bien. De hecho, para poder hacer llegar ciertas series limitadas, entendidas como tales o arcos sueltos de series regulares, tuvieron que crear títulos ex profeso para los mismos. Con esta estrategia conseguían además no líar demasiado a los quiosqueros pues no les empezaban y terminaban cosas cada mes, sino que las numeraciones iban sucediéndose.
Otra ventaja de ofrecer contenido variado bajo una misma cabecera continuada era conseguir fidelizar al lector. Cuando Norma sacaba el material de Vertigo en tomitos con portada de cartulina (el formato Prestigio, huba una época en que lo Adulto debía publicarse así), en los lomos mantuvo la numeración y me consta que había gente que encargaba, ya en librerías, todo lo que saliera de «la colección Vertigo«. El miedo primigenio a tener un hueco en la colección.
Con una base compradora establecida comenzaron a aflorar distintos envoltorios, con grapas con dos series, complementos, bimestrales, bimestrales en cartoncillo y pegamento malo, tomos más gruesos con mejor relación cantidad/precio que las grapas habituales…
y llegó la revolución.
Material clásico abundante a precios reducidos sacrificando tamaño y color. Esto acostumbró al lectorado a los tomos gordotes y tener que tirar de billetes en vez de monedas para la compra, de manera que comenzaron a aparecer gradualmente nuevas opciones algo más costosas como series que salían directamente en tomo, etapas completas en tomos integrales, tochales, recopilatorios en tapa blanda, en tapa dura, en pequeñito, en Absolute… Lo dicho, un trabajo creativo para presentar los caramelos con los celofanes que más convengan.
En paralelo, los caramelos van cambiando en origen. Pasamos de las series longevas con cientos de números a sus espaldas a una sucesión de volúmenos que raro es el que supera la veintena. La pesadilla del comprador ocasional, el que no comprende el salto que hay entre el tomo 1 (del volumen 4) y el tomo 2 (del volumen 2) que acaba de adquirir. Es lioso, de acuerdo, pero todo tiene su lado bueno: ya no hace falta cancelar series. Las que no tienen potencial no se sacan y las que lo tienen. mejor o peor, se terminan extinguiendo al poco, y las exitosas se renuevan en un nuevo volumen. Atrás quedan pues aquel temido sello de «ÚLTIMO NÚMERO» que tan mal rollo daba, como culpando a los lectores de no haber sido capaces de aglutinar la masa crítica necesaria para la supervivencia del título.
No hacia falta cancelar…hasta que la tendencia en América cambió en algunas editoriales y se volvió a poner de moda lo de las numeraciones continuadas.
Por tanto, urge tormenta de ideas en la Casa de los Celofanes, porque bien buenos que siguen siendo los caramelos. De manera que tras la línea XP, la Nueva Edición (no importa cuándo leas esto) de Batman Año Uno y La Broma Asesina, el crowdfunding de Kamandi o la revista promocional de medio euro, llegan:
¡Las nuevas temporadas de los héroes DC!
Si alguien echa un vistazo estos días a las redes sociales o a las principales webs generalistas, podrá comprobar que, gracias a fenómenos como el de Juego de Tronos, las series de televisión dominan la conversación de personas de todo el globo. De hecho, las series de TV son tendencia incluso fuera de los canales virtuales. Como muchos ya sabéis, las series de TV se agrupan por temporadas, conjuntos de capítulos de duración variable que, normalmente, están conectados por alguna trama común… ¡que es exactamente lo mismo que ocurre en gran parte de las colecciones regulares de nuestros personajes de cómic favoritos!
Así pues, siguiendo el espíritu televisivo, desde ECC Ediciones hemos pensado en dar una pequeña vuelta a la manera y a la nomenclatura bajo la que se editan algunas de las colecciones de los personajes de DC Comics. Hoy os presentamos el sistema por temporadas de ECC, en el que agruparemos en formato tomo rústica temporadas completas de iconos transmedia como Aquaman, Nigthwing o Supergirl, así como de grupos de la talla de los Jóvenes Titanes. Las temporadas se publicarán con periodicidad anual, salvo excepciones por motivos argumentales.
No lo llames «volumen», so anticuado. Llámalo Temporada. Es lo molongui.
Y si esto no cuaja los llamaremos Fase.
¿Esto no eran los arcos argumentales de toda la vida?
¿»de toda la vida»? uf, suena muy rancio.
Ondiá XD.
Pero lo de «Primera temporada» ¿no lo había intentado ya en su momento Marvel (y en consecuencia, Panini) hace años con aquellas miniseries que buscaban ser un remake moderno-pero-en-continuidad de los orígenes de sus personajes, para atraer a lectores nuevos? Sí, eran unos «Año uno» pero ya buscaban imitar «el lenguaje televisivo» y «no sonar anticuados».
Pues Panini MX ya nos la aplicó con Dylan Dog, Tex y Dampyr.
Sólo 6 números se publicarán, y si hay suficientes ventas, seguirán como con Dragonero.
«Temporadas Bonelli»… voy por mi Aperiodicol.
Eso de «transmedia» suena a pura pornograf… digooo, política.