Frakiemente, querida…

Finalmente nos llegó segunda temporada de El Castigador de Netflix y frente a las desdichas sin cuento que vaticinaban los agoreros, haters y trolls de siempre…

…ha sido tan modélica como todas las demás que han conformado el netflixverso. ¡Incluso más! Es cierto que quienes esperabamos nuevos y divertidos enredos y triángulos amorosos entre Micro, su familia y Tito Frank nos hemos visto decepcionados pero a cambio podemos decir que existe la adaptación definitiva del Castigador.

Si, amigos. Pocas veces hemos podido ver en la pequeña pantalla una inerpretación tan fiel y respetuosa con el original cuatricómico.

Todos y cada uno de los elementos que hacen del Castigador un personaje único e irrepetible han sido cuidadosamente plasmados.

Con una devoción y un tacto que hacen que The Flash parezca Teen Titans.

Es como si un mago hubiera convertido directamente las páginas del cómic en imágenes en pantalla.

Por fín tras décadas de frustraciones y tres películas con sus respectivos interpretes podemos decir que tenemos un Castigador como Zeck manda. Un justiciero implacable que no conoce el significado de la palabra «piedad». Una sombra letal y oscura en cuyo centro brilla una calavera blanca y pálida como la muerte que masacra narcotraficantes con un fusil de asalto M4 en cada mano.

Bueno, vale, sólo al final de la serie. Pero esto implica que se acabaron las dudas, los momentos de meditación, los diálogos de personajes revelándose sus anhelos y miedos, las miradas meditabundas al horizonte. A partir de la próxima temporada todo va a ser violencia desencadenada e irrefrenable y por fin…

OH ESPERA…

2 comentarios en «Frakiemente, querida…»

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