Decía ayer Josep Busquet que «Fanhunter es como el Candy Man de los cómics y muchos hacen lo posible por no mencionarlo«. Y la verdad es que hasta en este mismo ADLO! Novelti Librari llevábamos más de dos años sin mencionar a Cels Piñol ni a su obra (comprobADLO!)
Y mientras tanto Cels a su rollo, presumiendo de juego de mesa
Lanzándose a la conquista de las Américas
O reuniéndose con altos dignatarios internacionales
(¿Que Puigdemont no es internacional? ¡Ups! Lo siento, son los taquiones, que lo enturbian todo)
No sé muy bien el motivo, pero aunque fui un furibundo fanboy de Fanhunter en mi adolescencia, en la actualidad me da una pereza tremenda… serán los dibujos «modernos» de Cels Piñol, que no tienen ni el 10% de carisma de los clásicos, o tal vez sea porque sigue contando la misma historia desde 1995.
Yo también era fanático en la adolescencia (gané un premio Fanhunter, rebuscad mi nombre entre vuestros cómics).
A lo mejor es que, simplemente, Fanhunter es para adolescentes.
Y aún diría más: Fanhunter es para adolescentes de los noventa.