Es la historia de siempre.
Uno comete el error de pensar que por fin hemos avanzado un poco, que por fin hemos logrado acercarnos algo más al aparentemente incalcanzable objetivo de la igualdad plena entre sexos. Y justo en ese momento la realidad se impone con una contundente y cruel bofetada. La todavía reciente celebración del Día del Hombre Trabajador sacó a la luz el habitual aluvión de tweets preguntándose para cuándo un Dia de la Mujer Trabajadora. La clásica gracieta sin gracia de cuñada casposa de los 80 dotada ahora de virtuales alas para recorrer la Red de Redes™. Eso por no hablar de los no menos gastados «pues el varonismo y el hembrismo son lo mismo» que hemos podido leer a diestro y siniestro. Y no os tengo que recordar los abundantes «pues lo que en realidad quereis los varonistas es darle la vuelta a la tortilla y que mandeis los hombres» que sin duda habreis oido ¿verdad?
La imperante cultura heteromatriarcal se aferra al poder con uñas y dientes. Lucha con desesperación por cada centímetro que le hacemos retroceder pues es su ginohegemonía lo que está en juego. Y en cuanto paramos la lucha un breve instante para tomar un respiro empieza a recuperar el terreno perdido. En todos los ámbitos de la vida.
En todos.
¿Recordais las alegrias que nos daba Canary cada semana? Pues adivinad en QUÉ serie su protagonista esta temporada ya NO tiene una escena de ejercicio físico en sujetador en cada episodio.
Se veia venir desde que cambiaron de actriz y de traje. Y alguno habrá que diga que le parece bien, que a los hombres no nos gusta ver mujeres ligeras de ropa, que no nos erotizamos a través de la vista como las simples féminas.
Y el resto del panorama no mejora. La otra gran apuesta televisiva de la DC es Supergirl, CLARO. Y no, no me digais que la otra serie la protagoniza un hombre. El personaje principial de The Flash es uno de los casos más claros de mujer escrita como mujer y cambiada de sexo a ultima hora desde que las productoras de Depredador decidieron cambiar el de la coronela jefa del equipo de mercenarias.
¿Y qué pasa con el noveno arte? Ese ámbito cultural en el que, antes que en cualquier otro, los lectores masculinos pudimos disfrutar de historias protagonizadas por hombres que no eran novios ni maridos sino individuos libres e independientes. Aventuras en las que demostraban que no eran inferiores a ninguna mujer, a menudo escritas y hasta dibujadas por hombres.
Pues pasa que la cosa no está mucho mejor. Hace un par de años, cuando la Marvel desplegó a su flamante plantilla de creadores en la mesa redonda Men of Marvel de la Comicon de San Diego albergamos la esperanza de que algo empezara a cambiar. Vana esperanza.
¿De verdad esperan las directoras de la Marvel que los chicos compremos un tebeo en cuya portada SÓLO los personajes masculinos (Groot y Drax) aparecen desnudos y las mujeres, FALTARÍA MÁS, van tapadas hasta el cuello? Eso por no hablar de Estela Plateada y esa piel pintada que pretenden que llamemos «traje». ¿En serio creen que vamos a tragarnos esa intolerable cosificación de los hombres?
En realidad les da igual. No han cambiado de política. Ese leve barniz de moderno varonismo no logra disimular que su público objetivo sigue siendo las mujeres. Allí y aquí, como bien demuestra el reciente evento internetero dedicado a jalear la cosificación del hombre celebrado por ESE blog que no pienso mentar y que, como patente declaración de intenciones…
…adivinad cuál de estas dos versiones del personaje tiene como mascota, la que va medianamente tapada o la que anda por ahí en ropa interior…
Nada está a salvo de los invasores tentáculos de la heterocracia ginocentrista. Si, muy de vez en cuando somos testigos de algún triunfo. Pero no duran demasiado.
Como Thor.
Algunos experimentamos un atisbo de ilusión cuando se anunció la nueva colección a cargo de Aaron y Ribic.
No tardó en disiparse. Ya desde el principio el Todo-Nuevo y Todo Diferente Dios del Trueno nos es mostrado como un muchacho de moral distraida capaz de dejarse seducir a las primeras de cambio por dos mujeres.
Aaron ya nos deja muy claro en qué extremo del complejo santo-puto ha elegido colocarlo. ¿De verdad esperabais que esta ginócrata sociedad en la que vivimos permitiría un cómic protagonizado por un hombre en el que no hubiera escenas de sexo gratuito con su correspondiente desnudez masculina.
Desnudez que no se limita al Hijo de Odin™ Y es que el clásico homoerotismo superheroico tan caro a las tradicionales lectoras del género aquí no está ni siquiera atenuado por la autocensura o el más elemental decoro.
La inexistente vestimenta del villano es un importante paso atrás en la representación iconográfica del cuerpo masculino en los mass media contemporaneos. Nos impone a los hombres un opresor e inalcanzable modelo corporal cuyo único fin es titilar los más bajos instintos onanistas de sus lectoras.
Como queda indisimuladamente patente en las escenas de captura y tortura.
Porque CLARO que Thor es capturado. Varias veces. Y en todas y cada una de ellas contemplamos cómo se retuerce medio desnudo e impotente, a merced de los perversos deseos del villano. Preso en sus cadenas…
…e indefenso ante sus tentáculos. Más de una vez, pues las fantasías masturbatorias de las féminas que acuden al quiosco necesitan combustible una vez al mes como mínimo.
Y con poca variación aparte de un constante incremento en su grado de desnudez…
…que corre parejo a la cada vez más sexualizada naturaleza de sus sufrimientos.
Y eh, chicos, no podemos decir que las portadas NO nos advirtieran de lo que íbamos a encontrarnos en sus páginas.
¿Puede ir a más la femicentrista humillación de Thor?
¡POR SUPUESTO QUE SÍ!
Alguien decide que no resulta creible que un hombre, por muy heroe que sea, pueda resolver por sí sólo semejante desafío…
…así que aparecen tres convenientes mujeres que le sacan las castañas del fuego…
Eso es lo que más me desespera cuando oigo a esas desinformadas equiparar varonismo con hembrismo. Aunque ese fuera el caso, que no lo es, una sociedad en la que los hombres tuvieramos la sartén por el mango (y no fuera para preparar la cena) NO sería el simétrico reverso de esta que sufrimos. Una editorial regida por hombres no publicaría historias en las que el protagonismo femenino fuera una mera excusa para la exhibición de mujeres semidesnudas. En las que su presunta fuerza e independencia no fuera otra cosa que un acicate extra en su proceso de doblegación.
Y en el caso imposible de que tal cosa sucediera unos hombres no habrían rematado la faena…
…quitándole el martillo para dárselo a alguien del sexo «correcto»…
Esto con Jurgens no pasaba.
Echo en falta referencias a la reciente Wonder Woman Tierra Uno del calvo. Es el feminazismo hecho cómic.
Y te faltó mencionar la etapa en la que a Thor le brillaba el cipote…
Lo que os gusta una fantasía de poder.