Francisco Ibáñez es una de esas personas en las que pensamos demasiado poco.

Sigue siendo un referente en lo suyo pero lleva tanto años sin innovar que apenas le mentamos. Si yo lo pusiera en mi quiniela para el Premio Nacional del Cómic, o para el del Saló de Barcelona me llamaráis loco. Si lo pusiera el año que viene, cuando el padre de Mortadelo y Filemón cumple 80 años, todos lo veríamos como algo razonable al reconocerle toda una carrera.

Podríamos decir que esto, el ignorar a alguien hasta que llega al ocaso de su vida es un comportamiento muy español, cuando en realidad es un rasgo muy humano que pasa en todas las sociedades.
Las particularidades patrias de Ibáñez es que todos sabemos que Francisco Ibáñez ha usado, usa y usará, a otros artistas para publicar sus mortadelos.

Y es que si Ibáñez fuera japonés, haría lo mismo—hasta con más éxito, que allí les gusta ver el mismo esquema de hsitorieta una y otra vez más que a un tonto una tiza—pero firmaría como Ibañez Studios y todo el mundo lo comprendería. Si Ibáñez fuera norteamericano, la editorial haría tiempo que hubiera apostado porque Mortadelo y Filemón tuvieran otros autores pero asegurándose que en todos sus números se abrieran con un cartel donde se leyera "Francisco Ibáñez". Pero sólo en España ese hecho, el del esfuerzo colectivo, se conoce pero no se reconoce otorgando el apodo de "negro" al creador que no debe ser nombrado (y no es Alan Moore).

Ibáñez, en todo caso, es coherente. Y desde hace años nos demuestra que si el dibujo puede ser, puntualmente colaboración de otros, el argumento tampoco es enteramente suyo:
Si no que llega de lo que aportan los periódicos ese trimestre (lo cual, por otra parte, también es una muestra de españolidad, reírnos de los cosas que nos deberían escandalizar).
AVIV LE CIMOC LOÑAPSE!!!
Lo voy a decir: este tengo ganas de leerlo
Hipsters odiando lo que más vende. Típico.
¿Pero Ibáñez no es un bot?
El equivalente en Brasil es Maurício Sousa. Si hubiese dibujado él en persona todo lo de Mônica, no habría dormido en cien años y debería tener ocho brazos como los pulpos.
El chiste de la portada es muy bueno. Yo también compraré. Uno de los cinco grandes artistas españoles vivo.
¿ISIS? ¡Ibáñez lo sabía!