Es por esto que nos hace tremendamente felices recibir aportaciones como la de El Pequeño Luiseñor (@pequenoLuisenor) , quien nos envía esta imagen del Catwoman #3 USA ("otro bello ejemplo de la mujer trabajadora en el NDCU", dice acertadamente)…

Luiseñor, alabo tu buen gusto y aprecio el tiempo que supongo has venido siguiendo nuestro humilde credo, ya que sólo un auténtico iniciado podría haber captado tal sutileza en el arte de este tebeo. Mi modesta opinión al respecto de esta imagen, y lo digo desde la experiencia que los años de meditación sobre el Arte del Cómic me han proporcionado, es que el dibujante, nuestro insuficientemente loado Guillem March, realiza una metáfora visual de amplio impacto y rompiendo el tiempo de la propia viñeta. Todos sabemos que el cómic es una arte narrativo secuencial donde los auténticos maestros son aquellos (pocos) afortunados que consiguen controlar el tiempo de la acción, el flujo del tiempo a través de la página y de las escena, usando el dibujo para marcar el ritmo de lectura del lector, en principio totalmente subjetivo. Es por ello que los grandes dibujantes dicen que el auténtico secreto del cómic reside en la correcta utilización de la separación blanca entre viñetas (separación encorsetada que los artistas más dotados de las últimas décadas llevan años intentando romper).
En el ejemplo de hoy, Guillem March va mucho más allá: nos presenta una viñeta con el tiempo roto, una viñeta que nos muestra dos momentos en lugar de uno. El espejo es en realidad un trozo de la escena desplazado en el tiempo apenas unos segundos, como el Reverse Flash de los buenos viejos tiempos. Con este recurso, Guillem March nos ofrece una visión totalmente diferente de la escena, mostrándonos el mensaje de la escena en ese espejo estratégicamente colocado en el centro, el lugar reservado para marcar lo importante en un dibujo (fíjate como además Guillem March utiliza inteligente las piernas de las mujeres trabajadoras para enmarcar dicha imagen). Así, lo que parece una escena calentorra más, se transforma gracias a la pericia narrativa de Guillem March en un canto a la opresión femenina y a la pasividad masculina ante ese hecho, y si no fíjate como en el reflejo se ve claramente la mirada del cliente medio oculta por la línea de las nalgas de la mujer explotada laboralmente, permitiendo que no disfrutando de dicha explotación.
Pero claro que esta es mi interpretación, Luiseñor. Seguramente fallida, dada mi incapacidad para entrar en la mente de uno de los artistas más grandes de nuestro tiempo, pero estoy convencido de que es mucho más acertada y cercana a las intenciones del artista que aquellos que lo acusan de ser un dibujante capaz de retorcer las las reglas del dibujo con el onanista fin de sacar un culo o una teta más. Y es que los auténticos genios son siempre los más incomprendido.
Desde aquí te animamos a seguir por esta senda, Luiseñor, y a todos los demás a seguir su ejemplo. Y aprovechamos para decir lo orgullosos que nos sentimos de todos vosotros. En serio. Seguid extendiendo la palbra por el mundo. Nuestra palabra. Qué bonito suena y todo.
¡¡AL LADRON AL LADRON!!
Me han sisado la imagen que yo sisé de la digitalización del tebeyo.
Y no lo digo por decir, que los márgenes son exactamente los mismos y el recorte a partir de la página complete lo hice yo mismo con mi pograma de imágenes…
Y a las pruebas me remito: cosasdenacho.siguealconejoblanco.com/2011/11/el-kiosco-11/
Hagan el favor de ponerle cien años de perdón al Pequeño Luiseñor por haber robado a un ladrón…
Saludos!
Chsst. Estamos esperando la Ola de Aniquilación. No nos molesten con buscar a Wally ni leer textos de más de cuatro líneas.
Buenas.
Lo primero, darle la razón a Nacho, que he guindado el jpg de su blog.
Lo siguiente, agadeceros la explicación divina que mi mente no alcanzaba, pero mi fe adliana hízome creer que hallaría respuesta en vuestra interpretación.
Supongo que al NDCU habrá que agradecerle que nos siga dando de qué hablar…
Saludos
🙂