Veo poco la tele Sigo poco la programación televisiva. Como dice hacer todo el mundo, que dedica la tele en Full HD, setentaytantas pulgadas y plasmatrón a reproducir lo que se baja y pasar de horarios, anuncios, doblajes y gaitas. Aunque luego te paras a mirar los Trending Topic del día y casi siempre está la serie de Antena 3 de la noche anterior o el actor o actriz recién pasada por El Hormiguero. Deben llegar por ahí por ciencia infusa si nadie dice verlos. Pero muchas veces cuando la chiquillería ha dejado de ver su poker de canales infantiles, en vez de apagar la tele hacemos un zapeo y la dejamos en alguno como ruido de fondo. Ruido de fondo al ambiente habitual de las tardes entre semana en temporada escolar: haz los deberes, repite esto que no está bien, mi hermano me ha pegado, yo no he hecho nada, sólo devolvérselo, hoy te toca baño, yo no quiero, pues yo sí, a ti no te toca, tengo sed, qué ha sido eso, nada, que qué ha sido eso, sólo que se me ha caído la botella, apartad que hay cristales…lo normal (snif).
Fue en esas condiciones cuando cacé en la tele la noticia de que un dibujante de historietas llegaba a España.
Me chocó un poco al principio, no me había dado cuenta de que los que hacen tebeos tuviesen ya tanto reconocimiento público, sobre todo teniendo en cuenta de que no se trataba de una serie que considerase puntera. Aunque aquí se esté publicando en grapa, se trata de un título que parece que se vende sobre todo por su guionista. Aunque hay que admitir que lo de SHIELD para los americanos puede tener un cierto misticismo con todo eso de esquemas misteriosos en manuscritos en italiano sobre antiguos pergaminos. Como nos hizo ver Dan Brown, Da Vinci mola, y el Jonathan Hickman ha sabido llevar el filón de conspiraciones y organizaciones milenarias en la sombra al tebeo. Ey, igual estamos ante el nuevo Código Da Vinci, tiene sentido, todo el mundo sabe que lo que sale en grapa es porque se vende bien…

Entonces una de las inflamadas adolescentes se acercó llorosa al micro y gritó con voz quebrada una vez más aquel nombre, y lo hizo tan fuerte que se oyó claramente por encima del sonido ambiental. Y caí en cuenta de mi error. No estaban hablando de Dustin Weaver.
— Based on a true story —
La culpa de es de Metallica.
La culpa es de la hormonas… De eso o de qué, definitivamente, al mundo no le queda más de una generación para irse al carajo… Que como las justiniana lleguen a ocupar cargos importantes en empresas y gobierno..: peor que los chicos de Harvard, oiga…
Claro, tio, que era todo por la nueva gira de los Pecos ¡que ya no estás al día!