The Big Balloon Theory

John_Byrne.JPG Podría pensarse que hace más de media vida que John Byrne no publica nada destacable, pero es que parece haber algún tipo de pacto secreto editorial para que las obras de este autor apenas se publiquen en nuestro país. Vale que la mayoría de sus obras de estos últimos 10-12 años se reparten por comissions (entre las que se cuenta la miniserie FX, encargada por un fan que quería hacer el guión) franquicias estilo Angel y Star trek sin apenas público en nuestro país, pero también revisita material clásico, y de eso sí que hay sitio en nuestro mercado a paladas: desde los años perdidos de los X-Men, un cruce entre los Capitán América y Batman de antes de la Gran Guerra, un Cuarto Mundo, la Doom Patrol de siempre (o de nunca, con esto de las Crisis nunca se sabe), o devolver a The Demon a su esencia inicial. Tanto le va lo de los clásicos que se ha esperado a que sus Next Men también lo sean para poder continuarlos. También hace cosas originales, claro, como…como…como Lab Rats, supongo, esa serie para DC con un grupo de chicos especiales con poderes criados en un lanboratorio que…eh ¿os he dicho ya que Next Men es un clásico?

Es bien sabido que no es fácil trabajar con Byrne, pues destaca tanto que quienes se hallan cerca de su órbita gravitatoria palidecen en comparación. Por esto en su haber de rifirrafes tiene para todos los gustos, desde presidentes de compañías y editoriales enteras pasando por entintadores y editores hasta simples aficionados y contertulios foreros. Ni siquiera es sencillo arrancarle buenas palabras sobre Byrne al que fue su hijastro Kieron Dwyer. Esta circunstancia lejos de desanimar al bueno de John le ha servido de estímulo para conseguir hacerlo todo él solo sin interferencias ni molestias de nadie más. Si comenzó como dibujante y más tarde se hizo sus celebrados guiones propios, con el tiempo ha ido entintando sus propios dibujos y hasta rotulando sus propias historietas. Con el tema del color no se atreve tanto por ser daltónico y no ser capaz de distinguir los colores verde y marrón. De manera que si alguna vez le vistéis algún Puño de Hierro tantando de ocultarse confundiéndose con un tronco de árbol, disculpádselo.

Con esto de la multitarea John "Palomo" Byrne ha aprendido a hacer algunos atajos creativos que facilitan su labor (y, por supuesto, mejoran el resultado final). Así, si al final vas a pasar a tinta seguido del lápiz y tienes claro en la cabeza cómo debe quedar, tampoco hay que esmerarse demasiado con el lapicero. Unas pocas rayas para marcar la composición y lo importante se hace ya con tinta. De esta manera se tiene la página en un pispás. Y si además dialogas y te haces tú la rotulación puedes hacer los globos donde quieras y del tamaño que quieras, que siempre te encajarán. Te sientas en tu silla de trabajo, desconectas el teléfono y te pones con tus cosas hasta que terminas y se las llevas al editor como producto terminado, sin molestas interacciones con seres inferiores que no hacen más que incordiar y poner pegas.

Llegados aquí uno podría pensar que el que sí podría poner pegas y echar algo atrás o incluso hacerle repetir páginas y escenas es el editor de la serie que toque, si hubiera razón justificada y éste se atreviera a toserle a Byrne. Pero a estas alturas de la vida John sabe más por viejo que por dibujante, de manera que también sabe anticiparse a las objeciones del editor y consigue resolverlas sin necesidad de modificar el producto entregado. Puestos ya en situación, vamos con un ejemplo práctico. Tenemos aquí el número 7 de Blood of the Demon (2005-2006), con argumento y dibujo de Byrne. Con este nombre uno se podría preguntar si esta serie era de las que llevaba el sello del Comics Code.

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Podemos decirlo claramente.
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Creo que a nadie le extrañará saberlo.

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No, no lo llevaba
 

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En el episodio que nos ocupa, el hechizo que liga al demonio Etrigan con su alter ego Jason Blood se ve alterado, de forma que el peso del tiempo transcurrido desde el inicio de su maldición comienza a pesar sobre Blood. Hablamos de mucho tiempo.

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Jason Blood languidece en su apartamento junto a sus ocasionales compañeros sin que estos puedan hacer nada por aliviar su estado. En esto que llega su colega Harry Matthews con lo que podría ser la solución a sus males…si es que el portero de la finca le deja pasar.
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Matthews se lo explica bien al hombre, que le deje pasar, que trae un paquete importante, que hable con Blood, que viene de lejos, que llega tarde, que tiene otros repartos, que no es que vaya a bajar el valor de la propiedad ni nada si les ven descargando y entrando un ataud en la casa…
 
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Pero el portero es bastante inflexible. Los tebeos de DC son siempre mejores con un gorila, aunque sea de los que no dejan entrar.

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¿Impedirá este hecho que nuestro amigo Harry consiga su objetivo de llegar al apartame
nto de Jason Blood? ¡si alguien puede conseguirlo, ese es John Byrne! Una escena panorámica…

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…y aquí le tenemos encaramándose por la ventana ¿ha escalado el edificio? nada de eso. Lo ha hecho bajando desde arriba, que es como más factible.
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Y ya dentro y poniéndose cómodo le cuenta a Blood la historia de cómo consiguió lo que le trae, que el pobre chico estaba por el extremo oriente trabajando en dura labor…
 

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…cuando sucedió que…y siguen dos páginas de blablabla para contar que en el ataud trae los restos del mago Merlín que serán muy útiles para combatir el contrahechizo que puede ayudar a Jason.

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Y entonces Jason Blood mira el ataud y…eh, esperad un momento, recapitulemos ¿Cómo ha llegado el ataud con Merlín y su biberón al apartamento de Blood?

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¿Un desliz de Byrne? ni mucho menos, y si hubiérais seguido al narrador tendríais claro de que todo su explicación y que todo está claro y que Byrne lo ha dejado desarrollado todo bien, señor editor. Acérquese, Inspector O’Jal y resuélvanos este caso que es posible que alguno todavía tenga dudas del bueno de Byrne ¡Penitenciagirsus!

¿Cómo llevó Harry Matthews el ataud hasta el piso de Jason Blood? si repasamos la escena anterior podremos verlo. Lo hizo con un globo.

Con este globo, concretamente, dentro zoom.

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"Oh, vaya ¿es posible que mientras he estado hablando haya entrado el portero trayendo el ataud? ¡que oportuno!"
Y es por cosas como estas que Byrne, señores, fue, es y será un Genio! Y los que pensaban que el balloon del título se referían a su ego iban muy desencaminados. A ver si vemos más cosas suyas por aquí. Y si puede ser en castellano.

¿Cómo? ¿que cómo subió Harry hasta el tejado desde el que luego bajó? pues está muy claro también, que os lo cuente el…¿Inspector? ¿¿Inspector?? oh, vaya, pues ahora os lo digo, enseguida…¡ah, ya está! ¡Harry era el que llevaba el globo!

5 comentarios en «The Big Balloon Theory»

  1. ¡Protesto!
    Como bien indica la portada del número, Byrne estuvo ayudado en los guiones por Will Pfeifer, así que hay que atribuirle su parte correspondiente del mérito (si no me equivoco al menos los diálogos eran suyos).
    Aquí una entrevista:
    http://forum.newsarama.com/showthread.php?t=26582
    «JV: You’re also working «Marvel style» with John Byrne on Blood of the Demon – how is that different from writing full script yourself? Do you have any input on storylines?
    WP: For the time being, this is John’s book, and I’m just along for the (wild) ride. As someone who grew up reading John’s X-Men and Fantastic Four, it’s quite a kick to get that package of photocopies of the pencils and the plot, then know I’m the guy who gets to figure out what everyone is saying.
    The trick, of course, is to not overload the dialogue – to not get bogged down showing off my prose abilities and make sure whatever I write serves the story. Believe me, this is a fast-paced, slam-bang, action-packed book, and I think people are going to have a lot of fun with it. I’ve been reading the old issues of Kirby’s Demon to get in the mindset for Blood of the Demon, and there’s the same off-the-wall, anything-can-happen energy here.»
    Que yo lo traduzco como algo parecido a: «Byrne hace lo que le da la gana y luego yo pongo los textos para que la cosa quede bien».

  2. Bien protestado. Tal como lo veo, y cómo bien dice Will, el título era de Byrne, él hacía y deshacía, y los demás estaban ahí para cobrar el cheque a fin de mes si no molestaban demasiado. Estos títulos cortos son los que yo llamo títulos «alimenticios» de Byrne, pues su trabajo servía para que algunos dialoguistas y entintadores pudiesen alimentar a sus familias. John es generoso mientras no le toquen demasiado las pelotas.

  3. A mi, más que el hecho de que no lo editen mucho por estos lares, me escama el hecho de que no lo reediten (o al menos no como ROB! manda).
    Byrne no es de piedra. Tiene que saberse leído. Tiene que sentir que lo amamos o empezará a dibujar los cómics de Pocoyó. Es decir: sin escenarios.

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