La oposición puede soliviantarse porque el presidente del gobierno justifique las cifras de paro con explicaciones dignas de un editor de cómic, los sindicatos pueden enfurecerse porque los grandes poderes económicos pretendan que los trabajadores traguen con los costes de la crisis como si todos fueramos libreros, y los analistas deportivos pueden no entender como el Valencia Club de Fútbol ha podido perder de un plumazo los derechos sobre media selección campeona del mundo, pero el lector de cómics ni se inmuta ante tales noticias porque sabe que todo eso no son más que muestras de que vivimos en un país tan normalizado que ya logra que los periódicos de tirada nacional se esperen
hasta septiembre para hablar de los lanzamientos de agosto porque así tienen una mayor repercusión (guiño, guiño, codazo, codazo) entre la audiencia-
España ya puede mirar por encima del hombro a países que antes presumían de ser potencias normalizadoras como Bélgica, anquilosada en sus glorias pasadas gafapastas, o Francia, un país que lo más que ha normalizado es vivir en un proceso de bronca bloguera continua con sus escandalos políticos, incluso podría dar alguna lección a Estados Unidos a pesar del valiente esfuerzo del presidente Obama al convertir su país en un gran salón de cómic en el que los visitantes tienen que pagar una entrada para poder gastarse el dinero dentro de sus fronteras; pero siempre con el dolor de corazón que supone saber que aún queda mucho caminio que recorrer para llegar a los niveles del paraíso normalizador occidental, que como todo el mundo debería saber, está en la isla de Irlanda.
Aquí Irlanda, aquí unos amigos.
Visitar Irlanda es descubrir un país que hace tiempo que descubrió el sentido de la vida, los cómics y todo lo demás y obra en consecuencia. Los cómics en grapa no llevan precio en portada porque son todos de importación y basta con colgar una hoja explicando cual es la correspondencia de esa semana con el euro o la libra (dependiendo de que en parte de la isla estés), un mensaje claro de que las grapas son para tipos raros y lo que mola de verdad es el tomo. Y los tomos, dicho sea de paso, también han sabido adaptarse al signo de los tiempos:
Subway Comics combatiendo orgullosamente a Book Depository desde 2006
Un país que en su calle más cara de la capital reserva sitio para esto:
Si el capi hubiera tenido tetas, igual hasta habría entrado y tendríais fotos del interior
No tetas, no money
La isla de Irlanda se divide en dos países: La República de Irlanda e Irlanda del Norte, país bajo dominio del Reino Unido que, aparentemente, delega las funciones de gobierno en Garth Ennis, lo cual explicaría que en el Forbidden Planet haya tantos absolutes de The Boys, y que las campañas publicitarias del ayuntamiento parezcan querer enmendarle la plana al mismísimo Quesada:
El auténtico final de OMIT que Quesada no pudo usar porque en Irlanda del Norte ya lo habían espoileado.
Pero en Irlanda del Norte el noveno arte se vive tan intensamente que la normalización ha calado entre lo más bajo de los bajos fondos de Belfast creando un mercado alternativo…
…¡¡De obras de arte!! Donde se mercadea a precios rebajados con estampas de tus héroes favoritos fuera del circuito de librerias especializadas que se ven obligados a subsistir vendiendo muñecos de Ben 10, Doctor Who y todo tipo de lucha libre.
Y aunque los pobres libreros denuncien la pasividad de las fuerzas del orden locales ante este espolio de derechos de autor, quizás este sea el precio que hay que pagar por vivir en el paraíso normalizador europeo, por lo que pido que entonemos todos juntos un sentido AVIV ADNALRI!!
«los cómics en grapa no llevan precio en portada porque son todos de importación»
¡Como cuando aquí Novaro!
Ahora odio un poco más a los irlandeses…
(Elocuente foto, la del Capi detrás del logotipo de una ETT.)
Ahora sé qué país quiero visitar…
Joder, y el foso que separa Irlanda de Irlanda del Norte es tan profundo que se ve desde el espacio. Para que luego los chinos presuman de muralla ídem.
Lo de la ETT… en Irlanda precisamente trabajo temporal no hay mucho. La mayoria es contrato permanente. Al que le interese, Chris Rea empezo tocando la guitarra en ese Capitan America.
Dublin mola. Albergues asequibles cerca del centro. Pubs con ambiente a escoger. Cultura por todas partes. Forbidden Planet y esa otra tienda de comics que nunca me acuerdo como se llama que esta cerca del Nagina Tandoori (el del Photoshop que le cambia la letra inicial).
Dublin, repito, mola. Dimelo a mi que me fui para cinco meses y me quedé casi seis años…
Esto, claro, Subway Comics, asi se llamaba la tienda. Si lo ponia al pie de foto…
Hunter S. Thompson. Si Dublín mola un montón, yo ya he estado cuatro veces y aunque se que es un rollo de verano (lo más metido en el invierno que he estado ha sido en la semana de fallas), me encanta la ciudad (no es la primera vez que subo fotos de ella aquí).
No obstante en Subway tuve una mala experiencia, yo le preguntaba al dependiente por el Black Dossier (que no recordaba el nombre pero le especifique que era un tomo de LoEG ya publicado con un problema de copyright) y el tipo me remitía al LoEG:1910 que salía en abril, y no hubo forma de convencerle de que yo hablaba del anterior, cuando (mucho después de aquello) me percaté de que tenía el absolute metido en la caja decorativa en el escaparate.
La historia tiene final feliz porque en Forbbiden Planet me entiendieron a la primera y además lo tenían a mitad de precio (seguramente hubiera picado con el precio entero en Subway).
Pero volviendo antes, a Dublín para ser perfecto sólo le faltan los jardines del castillo de Malahide (y oye, no están tan lejos).
¿Es idea mía o el logo de Adecco en Irlanda es el mismo que el de los Green Lantern?
Oh, sí, Grafton Street.
Una calle de 500 metros donde hay dos McDonald’s prácticamente uno al lado del otro.
Me encantaba, esa calle.