
– Sir Humphrey…
– ¿Sí, Ministro?
– ¿Qué sabe de esta iniciativa que me ha pasado Bernard?
– ¿Se refiere a la incorporación inmediata de medio centenar de funcionarios? Es algo imprescindible para…
– No, no, a esto de la Academia de la Historieta…
– Ah…
– Le decía al Ministro que parece que lo han mandado para someterlo a nuestra aprobación.
– Es decir, que quieren subvenciones.
– ¿Usted cree que se debe a eso, Sir Humphrey?
– Pero… Ministro… Siempre se debe a eso. Las dos funciones principales de cualquier ministerio son organizar a sus funcionarios y repartir subvenciones.
– Y en esa Academia no podemos poner funcionarios….
– Pues, Ministro…
– Ólvidelo, Humphrey, era un comentario.
– De todas formas, Ministro, creo que deberíamos mirarlo, al fin y al cabo no sabemos cómo lo han formado.
– Lo habrá formado un grupo de profesionales. Excluyendo al restro. La manera habitual de hacer estas cosas.
– Eso es horrible, debemos retirar inmediatamente cualquier apoyo que…
– Pero, Ministro.. ¿qué dice? Si retiramos el apoyo parecerá que no apoyamos suficientemente a… ¿qué eran?
– Historietas.
– A la Narrativa Gráfica Secuencial. No, no, no. Hay que pedir que se pongan de acuerdo entre ellos y amenazar con lo que nos da poder.
– Las subvenciones.
– Efectivamente. Así podremos distinguir si realmente están interesdados en fundar una GRAN ACADEMÍA o se conforman con una Academia de Baile.
– Gloria.
– Buena idea, Sir Humphrey. Pero revisemos la documentación. Al parecer la envía un tal Casasola, ¿le conocemos?
– Sí, Ministro. Es un especialista.
– ¿En cómic?
– En subvenciones. Lleva varios salones desde Veleta.
– ¿Veleta? Curioso nombre. ¿No es eso que cambia según sople el viento?
– Un especilista, Ministro.
– ¿Y quienes fueron los convocados?
– Según las firmas… una pequeña representación de la gente del «mundillo», señor.
– Vaya, ¿qué tenían en común?
– Que estaban todos en Granada, Ministro.
– Pero…
– Señor, aquí hay un contramanifiesto.
– ¿Qué?
– Protestas.
– Ah. ¿De quién?
– De los que no estuvieron en Granada.
– Por no haber podido ir.
– No, Ministro, por no haber sido tenidos en cuenta.
– Vaya… quizá perdieron su teléfono…
– Señor, está firmado por representates de la Asociación de Autores de Cómic Español, la Federación de Asociaciones de Ilustradores Profesionales, la gente del Ficomic, varios salones a lo largo y ancho del país, algo así como la mitad de los editores y…
– Entonces debieron perder el listín telefónico completo.
– Yo creo, Ministro, que todo esto es consecuencia de un error humano típico.
– ¿Sí, Humphery? ¿Cuál?
– El no querer compartir. Mi recomendación, señor, es que apoyemos la creación de esta Academia… y que pidamos todas las garantías de pluralidad y profesionalidad… antes de darles lo que quieren.
– Subvenciones.
– Es decir, que dejemos que se peleen entre ellos.
– Sí, Ministro.
Creía que estaba prohibido meter micros en los edificios oficiales.
¡Yo quiero ser académico! Anda que no fardaría ni nada 😀
¿asi es como van a salvar el comic?
a golpe de subvencion?
porque no me extraña?
una pena que hayan pillado a elsa pataki…
«¿asi es como van a salvar el comic?
a golpe de subvencion?
porque no me extraña?»
Ey, si al cine le «funciona»….
Eh, si es una Academia ¡falta el calendario de castings!
«dejemos que se peleen entre ellos»… Y después no les damos nada (o les decimos que se las damos, pero mejor se las damos a una Academia alternativa que nosotros creamos para eso… )
A no, que allá las cosas se hacen de manera distinta, verdad?
Sark ¿Recuerda vd. la serie que hicieron para la tv hispánica de Yes minister?
Es que a mí también me duele España.
Si hay una academia, me pido ser Risto.
El mejor post en mucho tiempo. Enhorabuena. Por poner los puntos sobre las íes y hacer una gran parodia de un clásico.
¿Puede ser este momentazo de «a mi no me llamaron para formar parte de la academia del comic» comparable al momentazo «no votaron a mi blog en la categoría de mejor blog de los premios de La Cárcel de Papel?
Ay… la eterna duda
Nunca pensé encontrarme con referencias a «Sí, Ministro» en ADLO!