Por cosas de estas de el mercado, los Salones y la contraprogramación ha coincidido la publicación de dos miniseries de un género, el de horror, que está haciendo bastante furor en Ultramar, a cargo de los mismos autores: Steve Niles y Ben Templesmith. Son estas cosas que si las saca un extranjero están bien pero que si lo hubiera parido un español aún estaríamos apedreándole. Somos estrictos con nosotros mismos, y eso es bueno.
Devir edita Días Oscuros, que es la continuación de 30 Días de Noche. Lo de los títulos no es chiste, sino la pura verdad, aunque como dice el poeta «le vrait peut quelquefois n’être pas vraisemblable» («increíble pero cierto y que me muera si miento«). La saga comenzó con una miniserie cuyo aval venía de haber vendido derechos para hacer una película. Como Blade o El Hombre Cosa, para entendernos. Pero hete aquí que abriendo sus páginas vemos como el horror de ahora nada tiene que ver con las miniaturas en b/n que editaba la EC. Y más allá de la fecunda inventiva de Niles (porque inventiva le habrá hecho falta para convencer a algunos editores de sacar algunas de sus obras) el horror tiene un nombre. Y ese nombre es Ben. Ben Templesmith.
Atrás han quedado tiempos en que para impresionar a las sensibles masas lectoras bastaba un sencillo primer plano del hombre lobo con reguerillo de saliva. El terror inteligente propugnado por Alan Moore en La Cosa del Pantano también queda atrás, poco más o menos cuando se introdujo la LOGSE. Son nuevos tiempos, más intuitivos, menos intelectuales. Abajo la rayita de Bissette y Toteblen. La mancha mola. Y si es mancha con color infográfico mola más.
Ben Templesmith es horror, y supedita todo su arte al horror. No a la narrativa. No a la claridad. No a las concesiones al lector. Lo suyo es horror. Un horror. El horror. Si para horrorizar debe llenar una página de grises, negro, dos puntos rojos y onomatopeyas de gritos lo hará. Aunque no venga a cuento. Porque él no cuenta una historia. Él transmite horror. Ver sus páginas es gritar.
Hubo toda una corriente de pintamonas antes que Ben. Y un claro referente es Kent Williams. De hecho, podemos decir que la saga de 30 Días Oscuros de Noche (ahora sí es un chiste) sería comparable a la añeja Blood, si en vez de haberla escrito el kármico DeMatteis lo hubiera hecho un potente Bendis.
La cosa va de vampiros que como en el ártico las noches duran seis meses se hacen groenlandeses y montan escabechina. Pero como hay una prota y derechos de película, al final se salva gente suficiente para hacer una secuela. En líneas generales esta es la historia, pero en vez de desarrollarla en seis páginas, la editorial IDW ofreció a Niles 3 números. Que lástima que IDW no publicara los 4 Fantásticos españoles:
(leerse con acento de Gato con Botas) «Esto de Abraxas y el destino de Franklin y los niños del Universo Marvel para desarrollarlo bien hace falta un mínimo de diez números»
Marvel: «Perfecto, pero desarrolladlo en dos y dejad dos páginas para introducir un evento»
IDW: «¿10 números? Anda ya, 9 tomos, y los vendemos a LucasFilms como tres tetralogías. Vosotros haced el tebeo como siempre, pero entre cada dos páginas que hagáis irá Ben y colará tres de gritos, garras y dientes. No se entenderá mucho, pero os aseguro que molará, que es de lo que se trata, que son tebeos».
En Días Oscuros se sigue el destino de una superviviente de la primera parte. Que como se vendió bien ahora son seis números, aunque tampoco es que pase mucho más. Salen más vampiros y esto permite a Ben dibujar más dientes sobre ese fondo de niebla londinense que tan bien le sale. Y aunque sea un tebeo y lo protagonice una chica, ésta tampoco está para mojarse la puntita. No es un tebeo para eso. No se sabe para qué es, pero no es para eso. Aunque hay gente para todo. El caso es que debe haber gustado porque ya hay tercera serie en marcha, Retorno a Barrow.
Criminal Macabre ha pasado más desapercibida porque no tuvo tanta publicidad como 30 Días de Noche y además lo saca Norma. Va de un investigador de lo paranormal pero que no es John Constantine, ahí radica su originalidad. Y que no sólo salen vampiros, sino también hombres lobo y zombies (la fanfarria promocional dice «un investigador con cara de pocos amigos dispuesto a enfrentarse contra todo tipo de monstruos de la noche» pero puede inducir a confusión creyendo que saldrán Dinio o Cachuli). Aquí Ben pone toda la carne (muerta) en el asador y además de colmillos dibuja garras. Y oscuridad. Mucha oscuridad. El mestizaje del horror y el género negro se plasma en litros de tinta. Todo lo que no sea relevante debe ser mancha para no distraer. Si acaso usar tintas de distintos colores para distintos ambientes. Y para no desentonar con fondos tan simples, el argumento es sencillo, homenaje a aquellas sesiones de marionetas: «¿habéis visto al monstruo? ¿sí? y por dónde se ha ido? Pues yo no lo veo…«. Quizá alguien encuentre una lectura más profunda, pero ante tanto chapapote gráfico me resistí a bucear, lo admito.
En síntesis, que Steve Niles es el nuevo pope del horror porque ha tenido el valor de sacar un tebeo de vampiros. Y que gente como Ashley Wood o Ben Templesmith son los únicos a la altura de sus guiones. Ya basta de limitarlos a las portadas. Si una portada suya mola, un tebeo entero debe molar veinte veces más. Recordad, lo importante es horrorizar. Y Ben horroriza.
Criticones… 😀 Pues a mí el tipo este me gusta… El Wood, bastante menox.
Ashley Wood otoñal. Ashley Wood claustrofóbico. Ashley Wood Tintorettesco. Ashley Wood expresionista. Tambien malabarista. Ashley Wood Tierra siena tostada. Ashley Wood guarro. Ashley Wood Don Artista de la Mancha. Ashley Wood prestidigitador de fondos, reinventor de dinamicas en la oscuridad. Emociona con destellos. Parpadeos emocionales de tinta. Ashley Wood dibuja de noche. Ashley Wood sin luces. Ashley Wood zurujano de lo tétrico. Epodo amargo del ultimo rayo de luz. Catóptrica del color. Ashley Wood imbancable. Tarantera en viñetas, responde al ululato de los que no quieren ver. Ashley Wood GENIAL.
Allez enfants de la patrie, le jour de gloire est arrivé.
(Homenaje cariñoso a JJP-T38).
T3 8 ) quería decir al final… que al juntar esos dos números sale esto:
38)
Pero…
Pero…
¡Esto es otro clarísimo ejemplo de crítica socarrona y burlona!
¡Desaprensivos!
Me sé de una persona que al poco de llegar a Madrid se pateó la mitad de las librerías preguntando «¿qué teneis de Ashley Wood?». Por supuesto, hablo de alguien que pertenece a ADLO! ^^
Ummm…creo que este mes no aparece el anuncio de 30 Días en la Trama. ¡¡Otra tradición que se pierde!!
¿Tebeos de horror patrios? Hay una cosa de un tal Pedro Angosto…
Ashley Wood mola.
¡En serio!
Me estais mirando raro…al menos decidme que tengo que hacer para que dejéis esas antorchas, palos y piedras en el suelo…
-anuk
Ya decía yo que me sonaba de algo todo esto…
¿Cómo no te va a gustar el Wood si encargas las camisas con el logo de ADLO! torcido, Anuk!?!?
¡Parece mentira!
Algo de ADLO! nunca está torcido, eres tú el de la verticalidad confundida.
Cuando te la pongas sólo tendrás que andar escorado unos cuantos grados y ya verás lo bien que queda.
-anuka wood
(además, a que no era para tanto…:P)
Pero… ¿quien es mas fuerte al final, La Cosa o La Masa?
Ben Templesmith es un dibujante que ha logrado separarse mucho de su predecesor, Ashley Wood. Sin embargo como guionista es muy malo. Lo mejor que lei de el hasta este momento es Fell con Warren Ellis.
http://tintadehistorieta.blogspot.com