El Secreto del Acero

Pocos aspectos de la tecnología se complementan con el arte tan perfectamente como el de las armas blancas. Ya las más antiguos ejemplares conservados en museos reflejan los modos y la estética de las pretéritas culturas que los crearon.

Porque es precisamente la simplicidad estructural de una espada, hoja y empuñadura en su mínima esencia, la que permite interminables variaciones en acabado, forma y proporciones. De las rectas espadas medievales europeas a las curvas hojas de katana japonesas.

De la misma manera que su básica funcionalidad, libre de todo tipo de mecanismo y artificio, no suple la letalidad de quien la usa sino la potencia. Cualquiera puede disparar un arma de fuego pero de qué sirve el acero sin la fuerza del brazo que lo blande. Por ello tantas y tantas figuras legendarias poseen armas igualmente míticas. Como la Excalibur del Rey Arturo o la Tizona del Cid Campeador.

Como era de esperar siempre que hablamos del Arte de la Guerra, siempre hay gente que rezonga y protesta. Intelectualillos pacifistas que miran con desprecio la artesana forja de la espada y en general todo tipo de tecnología bélica. ¡Ni que sólo sirviera para causar muerte y destripe!

Narcopodemitas que llegan incluso a establecer maliciosos paralelismos. Que osan insinuar que una larga y enhiesta espada no es más que la sobrecompensación a la que se aferra su dueño ante su presuntas carencias físicas en otros ámbitos más… ehm… íntimos.

Qué vergonozoso desatino. Hace falta ser un femisoviet para decir que una espada no es más que un mero símbolo fálico.

¿Sabeis lo que os digo, panda de bolivaprogres?

¡QUE OS VAYAIS A CUBA!

¡A CUBA!

Y a ver si una buena estancia cubana os cura de lo vuestro…

Tuiteos de diciembre

Buf, 2019… ¿os acordáis de 2019? ¡Qué nostalgia!

Instagrameos de noviembre

¡Porque recordar es volver a vivir!

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Los nice guys son los peores #dd29 #marvel

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Tryx contra la ansiosa hembra #thor218 #marvel

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Recreando el pasado

Charles Soule y Paulo Siqueira están publicando una historia de Lobezno en la nueva encarnación de Marvel Comics Presents que tiene la peculiaridad de que cada capítulo tiene lugar en una década distinta: los 40, los 50, los 60…

En la época anerior a 1973 todo es difuso y fácil de encajar. Pero para empezar el capítulo de 1989 Soule tuvo la idea de cubir el hueco entre el capítulo anterior y este con un rápido resumen de lo que le pasó a Lobezno en la década de los 80. Y el dibujante suplente, Dio Neves, que al parecer solo conoce esa década por Stranger Things, se miró algunos tebeos y portadas de la época y en la mayoría de los casos el resultado da el pego

Pero, ay, Neves no debe de haber visto el trabajo de Dave Cockrum ni en pintura, y cuando toca dibujar a la Patrulla de 1981 lo hace con un look algo… posterior

Porque el traje que lleva Tormenta es el que debutó en Uncanny X-Men 273, de 1991, en aquel tebeo de los ocho dibujantes

Y el de Rondador es el uniforme con el que inaguró su cabecera propia (una de ellas) allá por 2004

¡PERO! Otra posibilidad es que el dibujante no se haya equivocado, sino que sea una pista. Tal vez el tiempo en Marvel se haya alterado y nadie se haya dado cuenta. Tal vez un poder superior ha comprimido sesenta años en una sola década, mezclando uniformes y conceptos. Alguien que creía que todo era demasiado complicado y había que simplificarlo

Todo esto ha pasado antes, ¿por qué no puede volver a pasar?

Maravillosos Tebeos Presentes (1)

Entre los tiempos del hundimiento de Goldkey y el surgimiento de los hijos de Image existió una era inimaginable. Y en ella apareció Marvel Comic Presents, destinado a publicar el origen de Lobezno en una narración problemática. Sólo nosotros, adláteres, podemos narrar tal saga. ¡Dejame que os hable de aquellos días de MOLONIDAD!

Como bien relata el teórico Alan Moore en las apéndices de From Hell un siglo viene predeterminado por los sucesos de la última década del anterior. Así que no resulta extraño que la MOLONIDAD! y la GENIALIDAD! que reinarían imbatibles en los años 90 aparecieran por primera vez a finales de los 80. Aceptad la palabra de uno que sabe cuando os digo que en septiembre de 1988 algunos sabíamos que estábamos ante un evento especial.

Marvel apostaba por un formato semanal híbrido entre el tradicional comic book y la revista europea (¡claro que ya entonces se discutia apasionadamente de formatos, criaturas!) con cada número conteniendo tres historias cortas serializadas y una autoconclusiva. Y lo inauguraba con una segunda aventura en solitario de nuestro mutante feral canadiense preferido tras su primera miniserie que finalmente sirvió como preambulo a su propia serie regular. Sí, UNA sóla serie regular, que eran los locos LOCOS ochenta.

Porque si las historias cortas y complementos eran el tradicional medio de testear la valia de nuevos artistas, eso para lo que hoy existen los contratos basura y los becarios, MCP servía para probar nuevos conceptos y personajes en una versión ultracompacta de lo que habían sido las series limitadas del principio de la década. Y desde luego los más variopintos personajes desfilaron por sus páginas.

Por ejemplo Havok, al que aquí vemos en el episodio en que Lobezno aparece como estrella invitada.

O Spider-Man, a quien aquí vemos en el episodio en que Lobezno aparece como estrella invitada.

También Hulk, a quien aquí vemos en el episodio en que Lobezno aparece como estrella invitada ¿con acaso un metalinguístico texto de portada?

Sin embargo lo maravilloso de la fórmula del MCP era que su variedad anulaba toda posibilidad de aburrimiento. Si el actual serial principal de Lobezno no te gustaba…

…sólo había que tener un poco de paciencia porque en tres, a lo mucho seis números se iba a terminar…

…y seguro que el nuevo serial principal de Lobezno que comenzaba en el siguiente sí que te iba a gustar.

Pero si alguien se está llevando la impresión de que Lobezno era el único protagonista de MCP que sepa que nada más lejos de la realidad. De hecho su serial más recordado, el que más veces ha sido reeditado, no lo protagoniza Lobezno…

…sino Arma-X.

Y además no todo era Lobezno y amiguetes mutantes. No señor. Sus páginas fueron visitadas con asiduidad por el Motorista Fantasma.

Al que aquí vemos cuando sólo era un brillo en el ojo de Lobezno. Tan fijo se hizo el Espíritu de la Venganza que llegó a protagonizar portadas en las que NO aparecía Lobezno.

Y este un buen momento para abordar una maliciosa leyenda urbana, sin duda pergreñada por deceitas sediciosos, que dice que a estas alturas MCP tenía dos portadas para poder dedicar la otra al serial de Lobezno que tocaba sí o sí.

Y confirmar que no sólo es completamente cierta sino que en ocasiones hasta servía para homenajear a los dos míticos montajes de la original King Kong vs Godzilla. El oriental en que ganaba el reptil…

…y el occidental en que triunfaba el primate.

Pero tampoco hay que dejarse llevar por las apariencias…

…y pensar que tras su primer centenar de episodios el MCP había pasado de ser una serie dominada por Lobezno…

…a una dominada por Lobezno y el Motorista Fantasma. ¡En absoluto!

Eran más bien como una pareja liberal que podían tener aventuras ocasionales con otros personajes.

MUY liberal y nada partidaria de conceptos casposos y caducos como la exclusividad de terceros, todo sea dicho.

Llegados a este punto sería fácil concluir que MCP no era más que un rápido sacacuartos. Un producto de consumo intrascendente que recurría al renombre de dos personajes famosos para hacer pasar por caja a los aficionados completistas. Y no, amigos, no. Sus rutilantes nombres eran el cebo que los astutos editores ponien frente al incauto lector para que picara y comprara el cómic. Porque su verdadero objetivo era, como ya había hecho con Lobezno en sus primeros números, lanzar la carrera en solitario de prometedores personajes nacidos como secundarios en otras colecciones y listos para protagonizar sus propias aventuras. Y, como el mutante responsable de que Hugh Jackman tenga la hipoteca pagada, muchos son los heroes que dieron sus primeros pasos hacia el éxito, la fama y la inmortalidad en las páginas del MCP. Nombres que ahora nos cuesta creer que un día fueran prácticamente desconocidos como Slag de la Manada de Lobos…

…Osa Mayor…

…Cold Blood…

…Leir el Señor del Trueno (celta)

…Le Peregrine…

…y por último pero no menos importante, Wormwood.

Ahm… ¿Wormgod…? ¿Goodwood…? ¿¿¿Woodwood??? Bueno, el sátiro ese

Pero, ay, nada dura para siempre. Llegó un día en que Danny Ketch, nuestro bienamado Motorista Fantasma noventero, nos dejó. Pero bien dicen los Emprendedores™ que en chino el mismo ideograma que significa «crisis» también quiere decir «oportunidad» y su ausencia nos permitió descubrir a un nuevo personajes que exploraba innovadores conceptos y rompedoras narrativas.

Venganza.

Y así llegamos al MCP 155, que es un número histórico por dos motivos fundamentales. Estamos a mediados de 1994 y tras decenas y decenas de portadas y salvo por el paréntesis del crossover Asedio de Tinieblas…

…tenemos una no protagonizada por Lobezno… Y por si esto fuera poco… ¿estais sentados? Por si esto fuera poco ES EL ÚLTIMO MCP EN EL QUE APARECE LOBEZNO…

Sabia que no me ibais a creer así que aquí teneis las siguientes portadas.

¿Lo veis?

Tristemente sin Lobezno ni el Motorista Fantasma como puntales de carpa el MCP ya no tenia razón de ser. Duró dos decenas de titubeantes episodios antes de cerrar en el 175 apenas alcanzando la mitad de la década de los 90. Cualquier otra colección habría aprovechado para traerlos de vuelta una última vez a modo de despedida nostálgica pero el MCP, genio y figura, fiel a sus principios fundadores, concluyó su recorrido editorial tal y como había vivido…

…apostando por presentar personajes de prometedor futuro…

Una despedida agridulce del Marvel Comic Presents, lo más cerca que hemos llegado a estar…

…de esa serie del Capitán Ultra que no nos merecemos pero sí necesitamos…

Disney Code Authority

Hubo mucho revuelo cuando en 2009 la Disney adquirió la Marvel. Se suponía que la compra de la Casa de las Ideas por parte de la Casa del Ratón comportaría una infantilización de los contenidos de los tebeos, o que como los personajes serían formarían parte de mercha juguetero y atracciones varias ya no veriamos muertes o cambios de status quo en los mismos. Craso error, como fuimos viendo con el Capi negroamericano, el Thor chica terminal o Iron Muerte. Sí, se metió de cabeza en aquello de la diversidad (¿existió un personaje llamado Spider-Gwenpool o lo he imaginado?), pero conviene recordar que ese berenjenal lo inició DC con Batgirl y luego la efímera línea DC You, Marvel lo único que hizo fue demostrar que podía mear más lejos.

No, Disney se abstuvo de meter la zarpa en los comics. Total, la cuota de mercado de las páginas aquellas era ínfimo. Que hicieran lo que quisieran mientras no generasen pérdidas. Y si salía algo con potencial, ya tomarían cartas en el asunto.

Lo que pasa es que un año antes de la compra los Marvel Studios habían tenido un éxito algo inesperado con una película sobre…Iron Man. Lo que no consiguieron ni Ang Lee ni Nicolas Cage, el público es así de impredecible. Y tirando por ahí encontraron el verdadero filón, el que a la casa madre Disney interesa. Así que los tebeos podían seguir sirviendo de banco de pruebas, que con que uno de cada cien tuviera potencial ya iba valiendo la pena. Pero con los personajes adaptados a la gran pantalla y otros audiovisuales había que tener un especial cuidado.
La necesidad de generar más material y adecuado para todos los públicos ha llevado incluso a que el material de los personajes de Marvel para el público juvenil lo realice otra editorial, un detalle menor. Nada de actitudes reprochables, lenguaje inadecuado o acciones inapropiadas para estos personajes. Iban a ser objeto de atención por parte de un público masivo, variado y mayormente familiar. Aunque tampoco era difícil hacerlos comportarse como ejemplos de virtud, no en vano hablamos de héroes.

Y el otro día, en su camino hacia el monopolio universal van y adquieren la Fox, y con ello vuelven a Marvel los derechos cinematográficos de grupos y personajes como los Cuatro Fantásticos o los mutantes, entre los que destaca el popular Lobezno.

El mutante canadiense, el espíritu indomable, el hombre con garras de adamantium.

Coincide que precisamente ahora Lobezno ha regresado a los tebeos, ya que estuvo apartado un tiempo, al igual que precisamente los Cuatro Fantásticos. Cabe por tanto preguntarse cómo afectará en las páginas impresas el nuevo status del Lobezno audiovisual ¿podrá seguir usando las garras alegremente como hasta ahora?

En Fox podía ir a la suya, podía hasta protagonizar su propia película clasificada para mayores ¡llegó hasta a fumar!

Acción esta que en las viñetas dejó de hacer a principios de siglo, por cierto ¿dejarán que se siga comportando como nos tenían acostumbrados…

…o volveremos a tiempos pasados en los que ni sangre ni tajos podían mancillar los ojos de los infantes?

Es un tema serio para editores y autores ¿qué hacer con el personaje de las garras si no le permiten hacer nada con ellas?

Sentidos animales, factor curativo. Que emoción, oler rastros y recibir golpes. Se corre el riesgo de que el personaje pierda atractivo, tanto para los posibles guionistas como dibujantes. Puede volverse un personaje aburrido y poco comercial. Y Disney no puede permitir eso.

Pero no alarmarse, hay precedentes de un longevo personaje,popular, y que ha formado parte de la liea adulta de Marvel, que se enfrenta a la injusticia armado con dos poderosas armas blancas. Un bárbado que no duda en meterse en cualquier refriega y ganarla a katanazo limpio, sin que se le haya reprochado nunca derramamiento explícito de sangre.

El-es-Groo.

Eso sí, para poder saciar la sed de violencia del yonqui de las viñetas hará falta introducir otro elemento en el entorno del personaje.

El Wolviperro.

Todo sea por el Box Office. Que razón tenía Mojo.


Wrestlers disfrazados de superhéroes (2018 update)

Con tantos frentes abiertos como tenemos en este blog de vez en cuándo descuidamos alguno. Por ejemplo, llevábamos varios meses sin un posteo de lucha libre, y más de un año sin colgar fotos de luchadores disfrazados de personajes de cómic, así que se nos han acumulado unos cuántos

Para empezar tenemos a la jefa, Sasha Banks, que entró al Royal Rumble del año pasado vistiendo los colores de Wonder Woman. Ya, Diana no suele llevar el ombligo al aire como Sasha, pero el homenaje está ahí

En SummerSlam fue Seth Rollins el que entró al ring disfrazado de la versión cinematográfica de Thanos, con la licencia de que en vez de llevar un guantelete pintó de dorado la bota con la que da su famoso pisotón a la cabeza. Fíate tú de los abogados de Disney

En cambio, un veterano del cosplay como Rey Mysterio no tuvo miedo de ponerse un uniforme completo de Lobezno para participar en All In. AVIV YËR!