Scott Lobdell es perro viejo.
Y lo de perro se lo dicen por…o sea, por…por su olfato, eso es, por su olfato…
Y estar ahí arriba todo el tiempo no es tan fácil, no señor, no sólo por escribir y tal, que eso es lo de menos, sobre todo hoy en día que mucho lo hacen directamente los editores, sino por saber estar frente a los fanes y sus críticas.
Sencillo, Scott tiene la costumbre de no escribir una sola serie, sino varias a la vez. En el caso del Nuevo Universo DC comenzó encargandose, además de los Titanes, de Superboy y de Capucha Roja y los Forajidos.
En esta última es donde se presentó la nueva versión de la princesa Koriand’r del planeta Tamarán, más conocida como Starfire. Un personaje que en el universo DC anterior se había caracterizado por su voluptuosidad, falta de prejuicios y dejarse llevar por sus emociones, algo que en una raza guerrera como la suya puede causar algún que otro conflicto. Su anatomía aliena está poblada de múltiples curvas, pero a nadie escapa que la morfología de un personaje capaz de encamarse con Nightwing, el primer Robin, puede ser…digamos que más de uno ha elaborado teorías sobre el volumen y el cubicaje de lo que Starfire pueda esconder bajo su coquilla. Para esta nueva versión Scott Lobdell tomó los elementos que tradicionalmente más gustaban a los fans y los potenció, presentándonosla tal que así:
Sugerente y guerrera. Lo de guerrera quedaba claro en las escenas de acción, y lo de sugerente en las otras.
Scott Lobdell reculó y Starfire cambió. El público quedó contento. Tan contento qudó que ya no tuvo ninguna otra queja con Lobdell, ni en ese título ni en ningún otro de los que ha trabajado.
Y sabiendo que Lobdell es perro viejo debemos preguntarnos ¿y si lo hubiera planeado todo así desde el principio?
Es decir, mete un elefante en una cristalería, es imposible no verlo, y haz que todo el mundo te diga "¡eh, saca ese elefante de ahí!". Y mientras todos prestan su atención al elefante, nadie dará importancia a cosas menos llamativas. Una vez les hayas enseñado el elefante y les dejes contentos al retirarlo, si en la cristalería queda
una manada de hienas furiosas nadie le dará demasiada importancia. Vale, pueden hacer algún destrozo, pero nada comparable a aquel elefante, aquello sí que era grave.
Dicho de otra manera, Lobdell nos mostró a una Starfire *utorra, y una vez retirado aquello todo lo que pudo hacer en los demás títulos pareció poco en comparación. Una semana de marejada y varios años de tranquilidad. Visto así, tal vez lo que tendría que haber hecho Pfeifer para empezar hubiera sido hacer algo más descarado para dejar el umbral de aceptación bien alto.
Porque yo es pensar en los Titanes de Lobdell y lo primero que me viene a la cabeza es aquella vez que la adolescente Solsticio salía de la ducha, y uno que pasaba por ahí le mostro como podría volver a hacerla humana de nuevo…
El efecto Starfire.
Lobdell sí que sabe.