No hay dos sin tres, aunque sea breve

"Eh, Calduch, que decías anteayer que la obra de Colin MacNeil en castellano se reducía a dos historias, pero en tebeosfera dicen que también hizo los números 14 y 15 de Los Caballeros de Pendragón ¿en qué quedamos?"

¡Muy bien visto, mi puntilloso comentarista imaginario! aunque de Caballeros de Pendragón en realidad solamente realizó las portadas, quedando los interiores para Gary Erskine, es por eso que nos incluí al hacer constar sus obras largas. Pero para que quede constancia aquí las tienes, espero que las disfrutes y que no te falten dedos en las manos para contar los pies que salen:

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"Cómo os pasáis, estas que no habíais sacado tienen buena pinta. Por cierto ¿puedes ampliar al Mister Fantástico de la primera que le noto algo raro?
"
 
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"Oye ¿eso es que le está abrazando su mujer o qué?"

Uf, menos mal, pensaba que me ibas a preguntar por el hipopótamo, o por Pantera Negra, o que pintaba ninguno de ellos en una serie de la Marvel UK. Pero sí, te puedo decir que es eso. Porque si cambias el hipopótamo por un elefante blanco, lo que tenemos ahí haciendo al matrimonio Richards es un homenaje.

Un homenaje al Capitán Trueno.
 

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Lo bueno si breve dos veces bueno ¿qué tal he estado, cariño?

Imaginad mi alborozo al descubrir a un nuevo dibujante merecedor de ser reseñado en este sitio. Intuid mi desconcierto al darme cuenta de que aunque tiene una dilatada trayectoria artística en su albión natal, sólo se ha prodigado en nuestro mercado con dos obras, una de ellas la que pasaré a comentaros tras el preámbulo. Y comprended mi dicha al notar que su otra obra publicada aquí ya fue citada en este blog, con un post titulado nada menos que "Jim Lee, a ver si aprendes de Colin MacNeil...". Siendo así, era cuestión de tiempo que su obra al completo (las dos) en castellano saliese en este diario de lo genial. Una obra corta pero intensa.

colinm.jpg Colin MacNeil, curtido como casi todos los autores británicos en un buen puñado de aventuras en la revista 2000AD (nota mental: comprobar algún día si la revista existe realmente o se la inventan los autores para engordar currículum), se prodigó también un poco en el mercado americano durante los años noventa. Para Marvel, que es lo que al final nos acaba llegando aquí, realizó además de aquel prestigio de Hombres y Máquinas una aventura de Conan que se repartió en dos números de la revista de La Espada Salvaje. Por aquel entonces una Marvel en plena expansión explosiva buscaba nuevos autores con estilos marcados y diferentes para hacer la competencia al fresco empuje de los chicos de Image. La revista del cimmerio no fue ajena a esta búsqueda de nuevos valores, y aunque John Buscema, Ernie Chan y los filipinos siempre estuvieron a mano, de cuando en cuando ofrecían otros autores con los que dar esa visión diferente a ver si sonaba la flauta. No era tarea fácil, pues en aquellos años noventa Conan era uno de los pocos personajes de Marvel que no podía mejorarse añadiéndole un pistolón. A su favor tenía en cambio el que era posible hacer molón al personaje siendo fiel al tiempo a sus dos visiones tradicionales y contrapuestas: el músculo exagerado made in Buscema y el horror vacui rococó recargado exagerado que impuso Barry Smith. Gracias a esto se explica la presencia de autores como Rafael Kayanan, Robert Brown, o los gloriosos portafolios de Rey Garcia con los que nos regalaron la vista en aquellos gloriosos años. En ese contexto se enmarcó la participación de MacNeil en la revista, en un guión del eterno Roy Thomas en el que Conan cruzaba camino y espada con Solomon Kane.

La visión del bárbaro cimmerio del artista era la de un bruto musculoso, nada que objetar a eso, con un tono áspero y sucio que lo alejaba de la elegante tosquedad de Buscema y Chan.
 

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Y ya en la primera escena en la que nuestro héroe entra en acción podemos ver una característica particular que nos indica que no nos encontramos ante un autor cualquiera. Observad las siguientes dos páginas a ver si lo encontráis…
 

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¿Lo habéis visto? posiblemente no, porque de eso precisamente se trata de no verlos…los ángulos, la hierba, la niebla cuando la hay…todo está ahí para…¿cuántos pies habéis visto en esas dos páginas? exacto.

Una característica, el apenas dibujar pies, que distingue a ciertos autores por encima de otros. Dibujar pieses es fácil, en cambio conjugar todos los elementos para no tener que representarlos y que apenas se note, ah, amigos, eso sí que tiene verdadero mérito.

Y no se trata de un caso aislado, como podéis ver en la siguiente viñeta cortada a sangre (un oceano de):

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Pero por supuesto no es algo que suceda siempre, de vez en cuando debe mostrar alguno (recordemos que es una revista para adultos y en el mercado chino se consideran eróticos), pero entonces se cuidará siempre de obsequiarnos con algo en la imagen para destacar, bien sea con un torso al mismo tiempo flexible e hipermusculado….
 

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…o bien haciendo unos pies que…bueno, vedlo vosotros mismos:
 

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Como digo , Colin MacNeil es un valor a seguir que ojalá se hubiera prodigado en un mercado que pudiéramos seguir más a menudo. Conformémonos con lo visto suyo hasta ahora y ojalá que las editoriales patrias se animen más a menudo a ofrecernos material 2000adero con el que calmar nuestras ansías de nonsense británico. Y si es a precio razonable, todavía mejor.

¿Que cómo descubrí a MacNeil? ah, eso es lo mejor de todo, por la portada que realizó para presentar esa aventura en La Espada Salvaje de Conan. Esa fascinante portada que fue lo que me incitó a profundizar en la historieta de su interior.
 

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Porque tiene MUCHO mérito realizar esa pose en pleno 1993.
 

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Cuatro años antes de que el mundo asistiese alborozado a la reinterpretación del centinela de la libertad a cargo del Artista de Artistas.
 

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Nuevas dataciones con Taquiones-14 tendrán que hacerse para determinar qué sucedió exactamente y sobre todo cuándo. Aunque tampoco podemos descartar la hipótesis de la intrusión manipuladora malintencionada, no olvidemos que la otra colaboración de MacNeil en Marvel fue con James Robinson en una aventura en la que también salía
el Capi, y que cuando ROB! salió de su etapa de seis números en Capitán América el guionista que se puso al frente de la serie fue…James Robinson precisamente. Da que malpensar ¿no es cierto?