Seguramente ya lo sabéis todos: Final Crisis ha acabado. El número siete se ha puesto a la venta esta semana, y muchos hemos podido disfrutar de esta magna obra maestra que viene a reordenar el Universo DC para el futuro. No obstante, aquellos que le tienen alergia al previews se estarán preguntando si la serie ha estado bien, y si Grant Morrison ha estado bien o qué.
La repuesta es que Morrison no es que haya estado bien, no: es que se ha salido,el tío.
Para empezar, Morrison crea una nueva técnica narrativa: la hiperconstrucción narrativa. En qué consiste la hiperconstrucción, os estaréis preguntando. Pues muy fácil: en lo contrario que la deconstrucción. Así, Bendis, Ellis y el resto de guionistas Marvel emplean técnicas como dilatar los hechos de la narración a lo largo de páginas y páginas de tebeo, mostrándonos todos los detalles de la historia, hasta los más mínimos, dedicando un mimo extenuante a la creación de eso tan difícil llamado atmósfera, mostrándonos paso a paso todas y cada una de las reacciones de los personajes. Eso es la deconstrucción: analizar el desarollo de la historia, dando más tiempo a explorar cada uno de sus elementos, deconstruyéndola.
Deconstructivismo…
Morrison, por el contrario, hace gala en este Final Crisis de las técnicas contrarias: las cosas pasan rápido, sin pararse a entrar en detalles. Morrison no se detiene para analizar nada ni para mostrar elementos secundarios de la historia. En un texto hiperconstructivo, las ideas se suceden a toda velocidad, tanta que a veces se narra la muerte o el destino de un personaje en una sola viñeta . El leiv motiv canvia de una página a otra, quizás incluso más rápido, a veces de viñeta en viñeta, a veces de bocadillo a bocadillo, a un rtimo frenético. Las reacciones de los personajes, las típicas peleas de supertipos… todo eso no aparece, o sale en el tebeo de manera fugaz. Con una pericia admirable, Morrison deja que sea el lector el que deba completar esos huecos con su propia imaginación y, por tanto, se convierta en un guionista más de la obra. Naturalmente, esta es la razón de que la obra haya recibido tantas críticas injustas: que hay lectores que no tienen la capacidad de imaginarse los huecos de la historia, y por eso se quejan. Mindundis que ensucian la reputación del que es, sin ninguna duda, el mejor guionista de nuestra época.
…vs hiperconstructivismo. FIGHT!
A nivel editorial, Final Crisis supone además todo un acontecimiento. El desenlace de la miniserie cambia el status quo de todo el universo DC: Batman está muerto (bueno, en realidad lo estaba desde hace ya un par de meses, cierto… aunque ni entonces ni hoy se haya enterado nadie), Superman está… esteeee… como siempre. Y el resto del universo DC pueeeees… está muy sucio, eso sí. Van a tener que limpiarlo mucho. Eso sí, a los que más afectado es a los Nuevos Dioses, cuyo status cambia radicalmente…
…o algo así. ¡Ah! Y claro, al final nos enteramos de que Batman no está muerto, claro. Menos mal que Morrison nos lo aclara porque yo ya estaba angustiado por no volver a Bruce Wayne en un tebeo.
Y si a la intrínseca calidad de la serie, le sumamos la experiencia que supone leerse el Superman Beyond 3D, el disfrute es ya completo. Esta mini de dos números funciona como complemento perfecto de Final Crisis, y además, sus páginas en 3D nos permiten hacernos una idea perfecta de como ve Morrison el mundo cuando va puesto, o sea, desde que desayuna hasta que cena.
En definitiva, Final Crisis es una de esas joyas que no debéis dejar de pasar (…¿o era que no debéis dejar pasar? Siempre me hago un lío) Una obra maestra que seeguro que influirá en numerosos autores, quienes gracias a la hiperconstrucción narrativa pueden saltarse la reglas de la logica, la coherencia y la linealidad a la hora de contar una historia. Y encima es el tebeo perfecto para dejar cerca de ese amigo gafapasta que siempre se está riendo de ti por leer supertipos: haced que intente leerlo y ganaréis su respeto. Si es que os hace flata, claro. Vaya, que Final Crisis es imprescindible. Y por eso hemos de entonar todos un unánime…
…AVIV TNARG NOSIRROM