El 1989, cuatro de los mejores hombres del ejército americano que formaban un comando… digo… En 1989, uno de los personajes más importantes del panorama musical español actual hace su debut, aunque bajo un seudónimo que pronto abandonaría y con otro estilo musical muy distinto del que nos es familiar. A continuación haré un análisis del álbum canción a canción con el fin de poner los dientes largos a todos aquellos que no tengan una copia de este agotadísimo y descatalogadísimo disco
Los Chulos son pa Cuidarlos. La reivindicación de un oficio con verdadera mala fama, a pesar de lo poético de la situación. «Sabes bien que protegerte / tiernamente y con solera / es un arte que llevo en mi sangre / y no, no lo tiene cualquiera». Un verdadero temazo que da título al disco
Tomasa. Alejandro quiere mucho a una chiquilla que se llama Tomasa, pero se niega a bailar con ella. ¿Las razones? «Yo no bailo con Tomasa / porque ella baila muy mal / no sabe llevar el ritmo / está muy gorda y es muy pesá». Si las Asociaciones Feministas Sin Mejores Cosas Que Hacer montaron el pollo por la canción de Eurovisión de este año, qué no hubieran hecho con el pobre Alejandro si este disco hubiese tenido éxito
El Apartamento. «Vendo, cambio, ofrezco y alquilo o traspaso mi apartamento». ¿Por qué esa inquietud de Alejandro en irse de su piso, con los problemas que hay para encontrar vivienda? Conforme avanza la canción descubrimos la respuesta. «Y esto no tiene remedio / voy a marcharme al Irak / por no tener fantasmas que me atormenten / voy a dejar la casa en que te quise una vez». Nuestro protagonista, que en las canciones anteriores se mostraba macarra y superficial, se revela aquí como un chico sensible, faceta en que ahondará en el futuro, ya con otro nickname
Se Busca un Lío. Otro de los temas de ayer, hoy y siempre entra en escena: los celos. «A esa niña yo la quiero / porque es el cariño mío / Y el que juegue con la niña / de seguro que se busca un lío». Y a continuación viene una serie de advertencias a un tal José que vete a saber qué es lo que estaba haciendo con la dichosa niña
Doña Marina. Segunda canción (de tres) del disco con nombre de mujer. En esta ocasión Alejandro se aproxima al tema del deseo romántico, del amor platónico. «Doña Marina / que vive justo al filo de la esquina / es gente fina / y tiene unas caderas que alucinan». Mu profundo y mu bonico to
Tom Sawyer. El lado más friki del cantante se desata en este recuerdo a uno de sus ídolos de infancia: «Ese tipo pelirrojo / con cara llena de pecas / y sus ropas andrajosas / chupado y de carnes secas». Una gran canción para abrir la cara B del disco
Señor Papá. Volvemos al Alejandro golfo que se lleva las niñas de calle en una canción cuyo estribillo es una discusión en la que el muy sinvergüenza se niega a trabajar en ninguno de los oficios que le sugiere su padre: zapatero, carpintero, carnicero… «Mi padre ya se cansó / de preguntarle a mi hermana / dónde me metía yo / de noche y por la mañana / M mi hermana siempre decía / ‘lo he visto con dos chavalas’ / y con tu coche iba corriendo / como si fuera el Jarama». Un acertado retrato del conflicto internacional, aderezado con su buena cantidad de «lerelereles»
Cuando Navegamos. Aquí vemos que si Alejandro no es hoy el nuevo Georgie Dann es porque no quiso. Éste es un tema ligero y pegadizo sin nada que envidiar a ninguna de las «canciones del verano» de ningún verano. «Por fin se ha acabado el invierno / y empieza a salir el sol / termina la primavera /y ya empieza la calor». Fantabuloso
Micaela. Sin duda, la mejor canción del disco. Incomprensible que en su día no fuera tres, dos o uno. «En mi calle había una niña / que se miraba, que se miraba / ¿Pero qué era lo que se miraba? / Eran las tetas tan grandes / que le bailaban que le bailaban». La historia de una muchacha convencida de que iba a ser famosa gracias al gran tamaño de sus pechos. Es una canción tan actual y fresca como si se hubiera escrito este año; eso solo está al alcance de los mejores
Ajaulili. El futuro es la fusión; ritmos orientales, del oriente que queda al sur de la península (vaya, estoy sartrapizado). «Yo embarqué en Algeciras / y crucé todo el estrecho / y cuando llegué yo a Ceuta / me esperaba el moro tuerto». Un canto a la integración, al entendimiento, a fumar la pipa de la paz. Eso sí, lástima que después de la canción anterior todo vaya cuesta abajo y ésta resulte casi anticlimática
Y eso es todo por mi parte. Si quereis profundizar en el análisis o realizar el vuestro propio, las letras completas están aquí. La música… cuando reediten el disco