El año pasado Howard Chaykin estaba feliz cual perdiz con su serie The Divided States of Hysteria, hasta que tras nosequé polémica politicorrectista la editorial y él decidieron que lo mejor era «congelarla» una temporada
Mientras tanto el enfant terrible de los cómics (ojo con lo de enfant, que va camino de los setenta años), para mantenerse ocupado, decidió contar su versión de la historia de los cómics (estadounidenses (mainstream (del siglo XX))) en un tebeo llamado Hey Kids! Comics!… pero cambiando los nombres a lo Carlos Giménez. Por ejemplo, este no es Stan Lee sino Bob Rose de Verve Comics
El guionista Bob es la cara pública de Verve, mientras que el dibujante Sid Mitchell, además de quejarse de que Bob escribe lo justito, empieza a olerse que le están haciendo la cama
Y hace bien en sospechar, porque poco después Bob se revela como el avatar de la versión más despiadada del capitalismo salvaje
Y justo cuando Chaykin está publicando esto va el Stan Lee de verdad y se muere. Y mientras llueven los homenajes, los elogios y los panegíricos por doquier, y por respeto hasta las voces más tradicionalmente anti-Lee guardan silencio, en los kioscos (figuradamente hablando) los lectores pueden encontrar una versión de The Man tan distinta como esta
Howard Chaykin, siempre a contracorriente. Aunque no lo pretenda
El colorista de la última no ha acertado con el pantone verde del jersey de Stan. Ese tono debería llevar su nombre.
Jo, allá sí pueden decir estas cosas sin que los crucifiquen en twitter, en cambio aquí… en fin.
Sí, bueno, lo de que «hasta las voces más tradicionalmente anti-Lee guardan silencio» lo vas a tener que editar, porque si algo no han hecho ha sido, justamente, estarse en silencio.
Yo leyendo según qué reseñas he sacado en claro que Stan Lee era un community manager con sueldo de CEO.
Pero el prestigioso firmante de las reseñas afirma que decir que el único merito de Lee era el marketing de autobombo no es desmerecerlo para nada, y el firmante es un hombre honrado…
Chaykin, deja de dibujar y te volveremos a querer.
¿O era odiar? Esto de las modas nooo…