Un adlonauta en la corte del Rey Moulinsardo

¿Que hubo Salón del Comic, decís? pues bueno es saberlo, aunque en mi caso particular un año más el Destino se las apañó para encontrarme obligaciones paralelas que me impidieron acudir. Aunque no me quejo, pues el que surja una obligación me evita pensar una excusa. Pero no puedo evitar recordar que en su día podía jactarme de haber acudido a todos los Salós de este milenio y sin embargo actualmente mi tasa de asistencias en dicho período ya ha caído por debajo del 10%.

Quiso el Destino esta vez que en las fechas aleatorias que había decidido el que pone las fechas del Saló (no, no me quejo de las fechas, que salgan tantas novedades 10 días antes de Sant Jordi me parece joconudo) me hallase a muchos kilómetros de allí, concretamente en Bruselas (aunque para más chinchamiento haciendo transbordo de tren a avión en Barcelona). Y quiso el Destino también que de forma imprevista me encontrase ante unas pocas horas libres en la ciudad. E hice por tanto aquello que cualquier forastero haría en ciudad donde no le conoce nadie: buscar vicio. Hecho que se traduce, por supuesto, en buscar en Google librerías y demás sitios afines cercanos al sitio donde me alojaba.

(podéis creeros lo que he dicho o suponer que teclée mal al googlear "BDSM", lo dejo a vuestro gusto)

Imaginad mi sorpresa cuando fui informado de que a escasos 900 metros de donde me hallaba se alzaba nada menos que el Centre Belge de la Bande Desinée.

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¡Todo un señor Museo del tebeo francobelga a tiro de piedra! en ese momento me entraron ansias de haberme dejado las lentillas en mi país para poder lucir con propiedad una gruesa montura. Huelga decir que raudamente encaminé mis pasos hacia allí, o la la.

Pero el destino es cabroncete.

El camino previsto era girar por tres calles muy concretas, pero al primer intento de giro había unas enormes obras bloqueando tres calles, por lo que tuve que apartarme del recorrido previsto. Seguro que ante esta adversidad muchos de vosotros hubieráis echado mano de vuestros smartphones para que os geolocaliayudasen, pero uno puede presumir de no disponer de aparatejo de esos que roamea el diablo, de manera que tuve que guiarme por serpenteantes callejuelas armado únicamente de mi nariz y mi instinto.

No subestiméis nunca el poder de la nariz. Recuerdo un compañero del instituto que en viaje de fin de curso fue capaz de encontrar olisqueando el aire un bar cutre pero muy cutre en la mismísima Montecarlo.

Mi nariz, bueno, no me llevó lo que se dice directo, pero al menos en la vuelta que vi me llevó directo a un sitio que no tenía previsto: a la FNAC.

Paradita que aproveché para avituallarme. Aunque nada más llegar a la sección de los tebeos me llevé el primer susto, pues Bruselas es una ciudad bilingüe, siendo sus idiomas oficiales por lo que sé el francés y el marciano. Y el primer sitio en el que caí fue la sección de historietas exclusivamente en marciano. Lo pasé mal hasta que vi que los de idioma comprensible estaban enfrente. Ah, y doblando la esquina de la sección de las historietas tenían un rincón reservado para (tachan, tachán) ¡Novelas Gráficas! con deciros que estaba hasta Arrugas

Sobre las compras nada especial (aunque ya es más que la última vez que visité el país), solamente seguir con la serie que me sigo haciendo cada vez que piso la francofonía y puedo escaparme:
 

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Por cierto que al ver la serie en la estantería del establecimiento pude fijarme en el dibujito que van formando…
 
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(podía haber hecho una foto, pero es que hacía tanto que no escaneaba lomos…)
¿podéis creeros que con los anteriores de esa edición aun no me había dado cuenta porque los colocaba al revés (esto es, de la forma natural excepto cuando en algún coleccionable hacen la misma paridita)
 
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Y otro tebeo que si me pillan desprevenido podría decir que había sido editado mismamente aquí. Un tebeo que tiene en la portada su séptima página:
 

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(y es que donde ha pegado el fogonazo se veía un 7; maldito flash, seguro que a Dan Didio le pasó algo parecido de pequeño)
Y es que portada y contraportada, código de barras incluido se encuentran en mitad del álbum.
 
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Y en mitad de la historia, páginas rotas.
 
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Que según las superpongas cuentan una cosa…
 
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…otra…
 

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…u otra diferente.
 
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Todos ellos efectos causados adrede en favor de la historia contada, hecho que por si acaso se molestan en informar en una banda exterior, por si acaso las devoluciones.
 

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De manera que además de que porque estaba bien de precio, lo pillé porque pensé que esto o en España no llegaría a publicarse o son capaces de publicarlo arreglado.

Y salí con paso seguro hacia el Centro Belga de la Banda Dibujada blandiendo mi cargada bolsa de la FNAC, hecho que a todo adláter comporta siempre seguridad. Seguridad que también me daba el que el dependiente me hubiera dibujado un plano para llegar al sitio ¡la entrada lo demuest
ra, estuve allí!

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Llegado aquí debería inundaros a fotos hechas con el smartphone si tuviera de eso, pero os resumiré aquello con dos palabras: tebeo francobelga.

¿Conocés algún tebeo francobelga? seguro que sí. Tintin, Pitufos, Cubitus. Pues imaginaos un sitio todo con tebeos así. Eso es lo que había. Imaginad que el futuro museo de la Historieta se lo repartieran Mortadelo y Superlópez, siendo estos los superventas que marcarían la tendencia a seguir por los demás títulos.

¿Decepcionado entonces? por supuesto que no. Mi nariz consiguió una vez más encontrar un centro donde se compercia con papel impreso (todavía recuerdo con cariño aquellos tebeos del Flash de Waid encontrados en una de viejo a orillas del Sena). Y en cuanto al Centro aquel y el tebeo belga en general es posible que apenas hayan evolucionado los últimos sesenta años ni falta que les ha hecho, pero puedo deciros que por loq ue aprecié en el reverso del ticket de entrada intuyo que habrán avances.
 

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GRANDES avances.
 
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No puede ser casualidad, nunca lo es. Así que es posible que la próxima vez que el Destino me lleve allá ya tengan álbumes de Youngblood en gran formato y tapa dura. Aunque seguramente la única opción disponible estará en marciano. Ey ¿sabéis si hay aplicaciones para smartphones que los traduzcan?

7 comentarios en «Un adlonauta en la corte del Rey Moulinsardo»

  1. Hipermadrugón en jueves+que el taxi reservado el día antes te diga que esta averiado y te busques otro+bocadillo de Vueling+autobus con mil paradas sin saber cual será la tuya+hotel en barrio que te recomiendan que por seguridad no salgas de la calle principal+comidas a las 12.30+perder el sábado entero volviendo…no, cuando hay viaje del que presumir me llevo la cámara y traigo fotos.

  2. Al estar planteado como un museo sólo había guiris mirando (yo entre ellos, y japoneses por definición) y un grupo de escolares bostezando ante las explicaciones del guía. Y es que el lado oscuro de la hipernormalización es la caida en la rutina.
    Los museos son aburridos y no tienen picos de visitantes, se van repartiendo a lo largo del año, cualquier día es bueno para ir. Las exposiciones itinerantes (eso es el Saló, a fin de cuentas) condensan sus visitas el breve lapso que permanecen.
    No sé, mi número de ticket era el 540114, pero ni idea si era desde que comenzó el museo, del año, del mes, de la semana…

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