Estos no son los tebeos de Lobezno de vuestros padres

Es de bien nacidos ser agradecidos. Y todos le debemos mucho a Daniel Way, insigne guionista que ha pasado demasiado desapercibido a persar de haberse encargado durante unos añitos de los designios de uno de los personajes más infravalorados y desaprovechados de la Marvel. En efecto, me estoy refiriendo a…

 

La cuestión es que, durante años, Way ha ido construyendo la historia definitiva sobre el personaje. Primero, revelándonos quién era la mano maestra detrás de las manipulaciones a las que Lobezno ha sido sometido a lo largo de su maltrecha existencia. Ni más ni menos que un inmortal llamado Rómulo, auténtico genio criminal y dominador del mundo desde las sombras. Como Vandal Savage, pero con coleta larga y garras, es decir, mucho más guay.
 

La cuestión es que Rómulo es un firme creyente en la idea de la selección natural y el dominio del macho alfa (al estilo de las manadas de lobos, y es que Way hilvana los detalles con maestría), así que en los ratos libres que le deja su ocupación de dominar el mundo desde las sombras, se dedica a elegir a los "lobos" más fuertes del redil y a dirigirlos hacia que se enfrenten entre ellos hasta que sólo queda uno. Entonces, Rómulo sale de las sombras, se pelea con el superviviente y lo mata, quedándose muy tranquilo porque así sigue sabiendo que sigue siendo el macho alfa del planeta, la cual cosa le deja muy tranquilo.

Como os podéis imaginar, el último guerrero al que ha ido preparando para ese combate a muerte mortal ha sido el bueno de Logan, que se ha tenido que enfrentar a otros lobos que medraban por la atención de Rómulo, como Dientes de Sable o Chico Salvaje. Pero finalmente y tras quedarse como el último lobo vivo, Lobezno rechazaba darle el gusto a Rómulo de pegarse con él, motivo por el cual el villanesco magnate ponía en la lista de lobos al hijo de Lobezno, Daken. A Lobezno no le mola nada que Rómulo le lance a su hijo contra él, más que nada porque le da cosa matar a su propio (y previamente desconocido) vástago y porque, además, si Daken tiene la chorra de ganarle, entonces será Rómulo quién se lo cargue o, en el peor de los casos, Daken sería sería el nuevo dominador del mundo desde las sombras, lo cual sería muy malo para su alma (muchíííííísimo peor que los cientos de asesinatos que ya ha cometido en su oficio de asesino a sueldo o como sicario sanguinario de Osborn, dónde vamos a parar).

Y es en este punto donde Way comienza su útima saga en Lobezno. En el momento en que Lobezno ha trazado un plan para vencer a Rómulo y salvar a su hijo. Un plan vasto, un plan complejo, un plan rebuscado y complicado, para el cual recluta a Skaar Hijo de Hulk y a Capa el de Capa y Puñal. Un plan cuyo desarrollo se lleva a cabo en las cuatro mejores grapas que yo me haya leído en los últimos tiempos. Cuatro grapas que son no una saga, no. Son mucho más. Son un SAGÓN.

Ni que decir tiene que a continuación vienen SPOILERS A CASCOPORRO.

La saga empieza con un prólogo memorable en el que Way hace que Lobezno le cuente a Rondador que mató a Mariko porque le dio la gana. Rondador le va diciendo "pero es que estaba envenenada y iba a morir de manera chunga y dolorosa", para tranquilizarle, pero Lobezno no se deja convencer y le va diciendo "que no, coño, que la meté porque quise". Al final, Lobezno le confiesa al exsacerdote que mató a Mariko por egoísmo, porque "no quería ver cómo moría su amor".
 

Así se demuestra la coherencia del personaje del canadiense: como no quiere ver su amor morir, la mata. Pero con los ojos cerrados, para no tener que verla morir, suponemos. ¡Lobezno, qué egoísta eres! Y menos mal que Way te comprende a la perfección, porque cualquier otro guionista hubiera hecho el ridículo intentando transformar la historia de la muerte de Mariko en un asesinato a sangre fría.

Después de este inicio calmoso, Way se pone manos a la obra y Lobezno comienza a desarrollar su plan contra Rómulo. El primer paso consiste en llamar a su hijo Daken para decirle su colaboración en su plan. Daken, por cierto, y para quien no lo sepa, odia a Lobezno, pero es como él, sólo que más alto, más depilado, más tatuado y con el pelo en cresta.
 

La cuestión es que Daken acepta participar en el plan de Lobezno. Y, justo después de una elipsis temporal muy bien llevada a cabo, Daken organiza otro meeting con Lobezno en Turquía donde el joven le dice a su padre que Rómulo ha ido a verle para preguntarle cuál era el misterioso plan y que Daken se lo ha contado. En este momento, Lobezno se cabrea mucho al sentirse engañado. Se cabrea tanto, que el dibujante Stephen Segovia nos obsequia con uno de los momentos más impactantes visualmente de la última década: ni más ni menos que un pedazo de doble splash-page…

Pero Way sigue con la historia, y es que Lobezno le revela a continuación que… ¡¡ya sabía que Daken le traicionaría!! Y es que de hecho, parte del plan era que Daken le traicionara, se aliara con Rómulo y entre los dos le montaran una trampa, momento que Lobezno aprovecharía para ir a por Rómulo…
 

…echándole encima a Skaar Hijo de Hulk. Y eso a pesar de que Rómulo ya ha intentando poner de su parte a Skaar antes, detalle que, sabiamente, Way se ha ahorrado contarnos hasta este momento de la historia, mediante un oportuno flashback. Ello hace que la incertidumbre sobre que hará Skaar a continuación impregne la historia de una inesperada emoción.
 

Claro que Rómulo tampoco le dará tiempo a Skaar para que se decida. Y es que Rómulo, oscuro dominador
del mundo desde las sombras no ha venido solo. Se ha traído a Ankara…
 

…¡¡a un batallón de kurdos armados hasta los dientes!! Y es que Way nos demuestra que no hay nada como estar puesto en política internacional para escribir cómics. Turquía, luego batallón armado de kurdos. Lástima que Way no pensara en nosotros los españoles para regarlarnos una escena de, por ejemplo, un comando ninja de etarras atacando el Museo del Prado. La próxima vez será, seguro.  Ni que decir tien que la diversión de Rómulo cumple su cometido. Hay explosiones, Skaar se entretiene pegando guantazos a los kurdos, Lobezno y Capa se lían a ejercer de héroes y salvar a gente mientras que Daken le confiesa a Rómulo que en realidad todo era una trampa de Lobezno, en la que el propio vástago de Logan estaba en el ajo, con el propósito no de darle de hostias, sino de desenmascararle, hacer pública y notoria su existencia y que ya no pudiera dominar el mundo desde las sombras.
 

Pero es en ese momento en el que Daken revela su mano y…
 

…¡¡se pone de parte de Rómulo!! A estas alturas, la saga ya se ha convertido en un clásico de las epoyeyas de juegos de engaño y muerte. Y es que hay tanta traición tras traición dentro de otra traición que la emoción nos invade. Tras esta revelación, se establecen las parejas de baile y empiezan a llover tollinas. Skaar le pega a Rómulo quien se muestra como un adversario mucho más capaz que antes del ataque de los kurdos y es que… ¡¡antes le estaba engañando!! Mientras, Lobezno se pega con su hijo intentando convencerle de que sea buena persona entre garrazo y garrazo. Y Capa… bueno, Capa no sabemos lo que está haciendo hasta que aparece y teletransporta contra su voluntad a Lobezno lejos de su hijo, momento que Rómulo aprovecha para desaparecer junto con Daken. Hasta un hotel en Siria donde Daken…
 

…¡¡traiciona a Rómulo para hacerse con su imperio criminal con el que domina el mundo desde las sombras!! ¿Pensábais que ya habían acabado las traiciones, amiguitos? Pues no, Way nos sorprende rizando el rizo, saltando al vacío una vez más, propulsándose hasta el infinito y más allá más rápido que una bala. Y cuando Daken se dispone a dar el golpe de gracia a Rómulo, se encuentra…
 

 

…con que el villano ha desaparecido. Y Daken sabe que ha sido Lobezno, el hombre que haste ese momento nunca jamas había podido rastrear a Rómulo, que había trazado un plan dentro de un plan sólo para poder sacarlo a la luz. Pero que de repente, es capaz de localizarlo en Siria porque sí y no sólo eso, sino de llevárselo delante de las narices de Daken (quien, recordemos, tiene los sentidos más desarollados que Lobezno, incluido el del gusto para la ropa) sin que se entere. Jamás hubiera podido imaginarme esta jugada de parte del enano de las garras relucientes. Magnífico Way, cómo nos ha dejado con la boca abierta.

Finalmente, en el último de la saga, Way nos cuenta que Lobezno se ha llevado a Rómulo con la ayuda de Capa y es entonces cuando Lobezno ejecuta su plan, el tan traído y llevado plan que le dará a Rómulo la lección y el destino que lleva siglos mereciéndose y que consiste…
 

…en dejarlo atrapado en la dimensión de sombras a la que Capa accede desde su Capa. Muchos se preguntarán, y para este viaje, ¿eran necesarias tantas alforjas? ¿Hacían falta tantas traiciones, destraiciones, contraiciones y revelaciones? Pues sí. Porque Way sabe que no es el destino del viaje lo que importa, sino el viaje en sí. Y él nos ha regalado el mayor y meor viaje de Lobezno, la historia del mutante que nunca olvidaremos. Un viaje que acaba con Lobezno enfrentándose a su hijo con el fin de arrancarle las garras fabricadas con el metal mágico que es capaz de anular cualquier poder curativo y que hacían de Daken la única persona que podía matar a Logan. De esta forma, Logan se asegura que Daken no pueda matarle y cumplir con la misión que Rómulo imaginó para ellos. Ambos mutantes, padre e hijo, están condenados a vivir en el mismo mundo para que así Rómulo no se salga con la suya. Ellos dos, juntos, su existencia compartida es la  mayor derrota que se le pueda inflingir al maligno ser que dominaba el mundo desde las sombras. Lobezno sale victorioso de esta su prueba definitiva. Una pasada.

Posiblemente, pasarán años antes de que volvamos a disfutar de una saga como esta en nuestros tebeos, así que haced un esfuerzo por retenerla en la memoria, que en estos tiempos de facebook y twitter ya sabemos que nada dura en nuestras memorias. Pero esta saga se lo merece. Lobezno se lo merece. Daniel Way se lo merece. Entonad conmigo un firme y sostenido…