Albricias

Lleno de gozo os traigo buenas nuevas, hermanos adláteres.

La colección Cable & Muertopiscina termina en su episodio 50.

Y esto es bueno en primer lugar por un motivo evidente. Por fín acaba la blasfemia. Nadie debería osar escribir no ya uno, sino DOS personajes creados por ROB!

Ni siquiera alguien tan Genial! como Fabian Nicieza,

Pero la tarta que supone tal cancelación viene con guinda.

Qué digo guinda, trufa de criada en cautividad, regada con champagne y extraida por un cerdo albino con collar de oro.

Porque el episodio 50 incluye entre sus extras una galería de ilustraciones pin ups en los que (¡SI!) se incluye (¡¡¡SIIIIIIIIIIIIIII!!!) UN PINUP DE ROB!

Asi que unid vuestras manos, mis queridos hermanos en la fe, y regocijemonos con una nueva muestra de Su Obra.

Hmmmm… Siiii nene… Ahhhh… Mmmmhhh…

¿Ya habeis disfrutado todos en la contemplación del que es en si mismo la deficinición de lo Genial! ? Los kleenex los teneis ahí encima. Venga, que empezamos con el analisis.

De partida nos encontramos con una composición clásica. La colección se titula Cable Y Muertopiscina y ROB!, con engañosa facilidad, nos muestra a Cable y a Muertopiscina. Ambos exhiben sus habituales herramientas y vestimenta de trabajo ante un fondo en llamas.

Si bien está ejecutada con su excepcional maestría, nos hallamos ante una típicao ilustración pin up, ¿verdad?

¡ERROR!

El estudio de la Obra de ROB! nos enseña que NADA en ella es tan simple como parece a primera vista. Esta surcada por una casi inabarcable red de detalles y simbolismos que añaden más signicficados y niveles de lectura que una adaptación de El Código Da Vinci dirigida por David Lynch.

Y los primeros son evidentes: si bien el pistolón de Muertopiscina parece adecuado, las armas de Cable resultan inquietantemente extrañas.

Las de la espalda son muy pequeñas. De calibre de ancianita, diria uno.

Y las de sus manos son completamente planas, casi parecen recortables de papel. Nada parecido a esos rotundos y amenazadores volúmenes a los que nos tiene acostumbrados ROB! Algo no va bien, nos dice. Aunque Cable aparente su habitual potencia, sólo la aparenta.

Y Muertopiscina nos da la clave.

Su espada ensangrentada y la posición en que se encuentra no nos deja lugar a dudas: ambos han sido castrados. En su presente encarnación no son más que una sombra de lo que fueron en sus brillantes comienzos (ni que decir tiene, de la mano de ROB!)

Más aún, ¿no os resulta familiar el atuendo de Cable?

Debería. Es una versión de manga corta de el del Motorista Fantasma.

Pues igualmente Cable es un fantasma, un mero eco. Lo que explica el débil brillo, apenas insinuado por el colorista, de su ojo.

Todos sabemos que sólo una persona podría salvar a Cable y Muertopiscina de su deprimente presente. Su creador original: ROB!

Pero, ¿qué puede hacer él? La Marvel permanece en las garras de un Quesada respaldado por oscuros y poderosos intereses. Es un enfrentamiento desigual.

Desigual como la altura de los correajes de los muslos que ha dibujado.

¿Acaso todo está perdido? ¿Tal vez no hay esperanzas de futuro para Cable y Muertopiscina?

A eso ROB! dice ¡NO!

Y, como todo lo demás, nos lo dice a traves de un sutil pero revelador detalle. ¿Qué hay detras de nuestros dos amigos?

¡Llamas! ¡Fuego!

¿Y a qué lugar corresponde tal paisaje?

¡Al Infierno!

¿Y quién controla el cotarro en el Infierno?

Él.

Si, hay esperanza.

Basta con que, en el próximo macroevento mutante, a fin de salvar la vida de, digamos, Charles Xavier (seguro que para entonces ya está otra vez en silla de ruedas) a Cable y Muertopiscina no les quede otro remedio que aceptar una oferta de Mephisto que borre retroactivamente su existencia en pareja devolviendolos a su glorioso estatus previo.

Y eso SI es lo que están deseando los fans, ROB! bien lo sabe.