El Decompressive Storytelling y la madre que lo trajo al mundillo (parte 2 de 4)

(continúa de ayer)

La lectura del tebeo americano de 24 páginas se hace insuficiente y no satisface las ansias lectoras del consumidor. Queda como consuelo el que tras esperar medio año u ocho meses, si se han comprado los demás tebeos que componen la saga, se dispondrá de una historia completa que dará para media hora o tres cuartos de disfrute. Pero para mayor recochineo, el mismo mes que salga el final de la trama se ofertará un atractivo recopilatorio con la misma saga a precio más económico y atractivos extras. Son esos momentos en que el completismo y el sentido común entran en conflicto, que termina en empate comprando las dos ediciones.

El proceso de emplear 22 páginas en contar lo mínimo tiene hasta nombre «Decompressive Storytelling«, que se supone indica una forma de narrar distendida, en la que la creación de momentos y atmósferas se impone a la inmediatez de las prisas y la acción. Lo que pasa es que el mercado exige cuadernillos mensuales y la historia debe fraccionarse en varios de ellos, como en la primera edición de Planeta de Dragon Ball en tebeos de 30 páginas. Varios son los autores que dominan esta técnica de cultura del recopilatorio («si puedes contarlo en 4 números, hazlo en seis y vendemos un tomo«), pero vamos a quedarnos con dos para ilustrar los diferentes modos de decompresión: Warren Ellis y Brian Michael Bendis. Hay más autores, por supuesto, ya lo hemos dicho, pero este parrafada última no es para informar sino para crear atmósfera.

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